Como se trata, además, de una celebración muy afectiva y a veces desnaturalizada por la publicidad comercial, a menudo perdemos de vista la profunda dimensión de responsabilidad que la maternidad implica y las dificultades con las que una mujer se encuentra en Guatemala para ejercer su maternidad en libertad. En contraste debemos marcar la irresponsabilidad de los hombres guatemaltecos entre quienes aún prevalece la visión machista y patriarcal de la relación de pareja y de familia. En primer lugar, un altísimo número de las madres guatemaltecas son madres solteras por el abandono del hombre que las deja embarazadas y solas sin asumir su responsabilidad de padre en lo afectivo, social, legal, moral y menos económicamente. En segundo lugar se encuentra la tragedia latente del alcoholismo de los hombres guatemaltecos, que conlleva a la violencia entre la pareja y a lo interno de la familia, donde a la madre no solo le toca defenderse ella misma, sino también proteger a sus hijos. Y en tercer lugar, el esquema patriarcal que se aplica a la familia y que a veces, por aspectos culturales y del sistema educativo, se asume por parte de las mujeres, en el que el padre de familia se abroga unilateralmente la autoridad, las decisiones patrimoniales, los momentos del embarazo y hasta la autoridad sobre los hijos.
Es increíble e inconmensurable el esfuerzo que realizan las mujeres guatemaltecas por sobrellevar su rol de madres, trabajando y sosteniendo a su familia. Recientemente fue publicado un estudio que describe cómo Guatemala se encuentra entre los últimos lugares con relación a la calidad de vida de las madres en el mundo.
En el tema de la violencia cabe reflexionar sobre el hecho de que las mujeres son víctimas de la violencia en el hogar o en la calle, pero que además deben preocuparse por las amistades, los vínculos, las relaciones, las malas influencias y la violencia que afecta a sus hijos y que cada vez son más vulnerables de ser cooptados por las pandillas y el crimen organizado. Estas situaciones incrementan el nivel de angustia de cada madre en la Guatemala de hoy.
El colmo es que en Guatemala algunas políticas laborales empresariales no dan trabajo a mujeres con hijos o despiden a las que resultan embarazadas, con lo cual aumenta su inseguridad económica. Con relación al sistema de justicia, se ha demostrado la poca atención que las mujeres reciben para plantear juicios por alimentos o para defenderse o defender a sus hijos de la violencia del hombre.
Por parte del Estado y de la sociedad misma son muy pocas las iniciativas que prestan atención y oídos al legítimo clamor de las mujeres. En este tema hacemos un reconocimiento a instituciones como la Fundación Sobrevivientes, que brindan asesoría gratuita a las mujeres en este tipo de casos.
A las mujeres que hacen carrera política, a los hombres conscientes y a los partidos políticos les hacemos un llamado para que en sus planes de gobierno incluyan programas de prevención y protección para las madres guatemaltecas, al igual que la implementación de políticas que enfrenten a la violencia intrafamiliar y la violencia contra la mujer.
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