El alcohol
El
alcohol es una de las drogas más antiguas conocidas por el ser humano y
la más consumida en España. Junto al tabaco, es la que más problemas
sanitarios causa. Consumido en exceso y de forma descontrolada puede
llegar a causar problemas graves (accidentes de tráfico, violencia,
problemas de salud, alcoholismo...).
El alcohol se obtiene de la fermentación de los jugos azucarados de
diversas plantas o de sus frutos y su graduación alcohólica depende de
su origen. Las bebidas alcohólicas se clasifican en dos grupos
dependiendo del proceso de elaboración:
- Bebidas fermentadas: las que se obtienen a partir de la fermentación
de los azúcares contenidos en diferentes frutas, por ejemplo, la
cerveza, la sidra o el vino y su graduación alcohólica oscila entre los 4
y los 12º.
- Bebidas destiladas: proceden de la depuración de las bebidas
fermentadas para obtener mayores concentraciones de alcohol. Entre ellas
se encuentran el vodka o el ron, y su graduación alcohólica oscila
entre los 40 y los 50º.
Alcohol y jóvenes
El alcohol es una de las drogas de las que más cantidad se consume, que
causa el mayor número de dependientes y que más problemas sanitarios y
sociales conlleva. La ingesta de alcohol afecta a todos los grupos
sociales y de edad, aunque los jóvenes de entre 18 y 24 años constituyen
uno de los grupos que más consume alcohol. Un dato alarmante es que los
menores de 18 años comienzan el consumo más tempranamente en relación a
jóvenes de la misma edad de hace unos años. Según datos del informe El alcohol en Europa,
presentado en 2006 ante la Comisión Europea, uno de cada ocho
adolescentes de 15-16 años se ha embriagado más de veinte veces en su
vida y uno de cada seis ha incurrido en el denominado atracón de alcohol
tres o más veces en el último mes.
Existen muchos productos con contenido alcohólico al alcance de jóvenes a
un precio bastante asequible y no penalizado por ley, a menos que se
beba en la vía pública.
Es muy importante destacar que la adolescencia es una etapa muy
vulnerable frente a las adicciones, ya que los efectos nocivos de
cualquier tóxico son más perjudiciales en un organismo en proceso de de
sarrollo. Un informe elaborado por el Plan Nacional de Drogas señala que
el daño neuronal ocasionado por el alcohol es más intenso en los
jóvenes y que el etanol ejerce una influencia negativa muy fuerte sobre
el proceso de desarrollo cerebral, con consecuencias nefastas en la
capacidad de memoria y aprendizaje.
Sensaciones
Pero son muchos los adolescentes que se sienten atraídos por las
sensaciones que produce el alcohol en un principio, como desinhibición,
euforia, relajación, aumento de la sociabilidad... Estos factores
ocasionan que los jóvenes, mucha veces inducidos por sus amigos o grupo
social, decidan probar el alcohol y se sientan atraídos por esas
sensaciones que experimentan. Sin embargo, esas primeras emociones se
traducen luego en consecuencias que pueden llegar a ser muy graves y
causar daños irreparables en el cuerpo humano.
Sin embargo, cabe destacar que los datos reflejados por la Encuesta
Escolar sobre Drogas 2006-2007 hablan de una disminución de consumo
entre los menores de 14 a 18 años con respecto a 2004. Así, la
proporción de adolescentes que ha consumido alcohol alguna vez en el
último año ha pasado del 81% en 2004 al 74,9% en 2006-2007. Estos datos,
si bien son positivos con respecto al mismo estudio realizado hace dos
años, no resultan significativos en la lucha que desde la sociedad se
debe realizar contra el consumo de alcohol en adolescentes, ya que el
alcohol y el tabaco siguen siendo las drogas más consumidas por los
jóvenes de entre 14 y 18 años.
Los adolescentes no parecen darse cuenta del riesgo que supone empezar a
consumir estas sustancias en edades tempranas, aunque en la última Encuesta Escolar sobre Drogas se percibe un importante aumento de la percepción de riesgo.
El consumo de alcohol se sigue concentrando en los fines de semana, ya
que un 99,5% de los menores encuestados que afirman haber bebido alcohol
en los últimos treinta días declaran haberlo hecho entre el viernes y
el domingo.
Efectos del alcohol
El alcohol es un depresor del sistema nervioso central que adormece
progresivamente el funcionamiento de los centros cerebrales superiores y
que produce desinhibición conductual y emocional. Aunque en un
principio parece estimulante por la euforia que provoca esto no es más
que la sensación que se origina cuando el alcohol actúa sobre los
centros cerebrales responsables del autocontrol.
También caben destacar los problemas sociales ocasionados por la ingesta
de alcohol, ya que puede llegar a producir alteraciones en las
relaciones con la familia, los compañeros de colegio y los profesores, y
puede conllevar una merma importante del rendimiento escolar y la
aparición de conductas agresivas.
No hay que olvidar que el alcohol está presente en un alto porcentaje de
accidentes de tráfico, especialmente entre los jóvenes. Se estima que
el incremento del riesgo de sufrir un accidente de tráfico mortal con
tasas de alcoholemia de 0,8 gramos de alcohol por litro de sangre es
máximo en la población de 16-17 años.
Consecuencias para la salud
Según la OMS, el alcohol es el tercer factor de riesgo para la salud de
los ciudadanos en los países desarrollados y su consumo está relacionado
con el desarrollo de más de sesenta enfermedades. Las consecuencias
del abuso de alcohol sobre la salud son muchas y muy graves. Cabe
destacar la hipertensión, infartos, gastritis, úlceras, hepatitis,
pancreatitis, cirrosis, desnutrición, anemia, impotencia sexual,
trastornos menstruales, cardiomiopatías... Además, el consumo de alcohol
se relaciona directamente con mayores índices de mortalidad por
accidentes de tráfico, problemas de interacciones con medicamentos y
alteraciones del comportamiento.
Los costes económicos globales del consumo de alcohol en España se
aproximan a los 3.800 millones de euros al año, según un informe
presentado este año de la Comisión Clínica del Plan Nacional de Drogas.
Consumo agudo
Los estudios señalan que, si bien el consumo crónico de alcohol afecta
más intensamente a la salud, los consumos agudos e intensos también
provocan alteraciones graves. Este patrón de consumo se puede aplicar a
los jóvenes, es decir, consumos intermitentes y profundos, especialmente
durante los fines de semana.
Los efectos del consumo excesivo de alcohol van desde la intoxicación
etílica aguda hasta el aumento de la tensión arterial, el accidente
cerebrovascular agudo o el hemorrágico cerebral y la fibrilación
auricular y ventricular, estos últimos relacionados con algunos casos de
muerte súbita.
Aparte de estos daños que se pueden producir en el cuerpo humano, caben
destacar otros como alteraciones del tubo digestivo, lesiones en la boca
y faringe, trastornos esofágicos, incluido el cáncer, gastritis,
úlceras y cáncer de estómago, alteraciones de la absorción intestinal y
episodios diarreicos. Además, es la causa más frecuente de pancreatitis
aguda y crónica, cirrosis, hepatitis alcohólica o cáncer de hígado.
El alcohol también afecta al sistema nervioso central y puede llegar a
ocasionar demencia y diversas formas de neuropatía, trastornos mentales y
alteraciones del comportamiento, pérdidas de memoria, ansiedad,
trastornos del sueño, cambios bruscos de humor, cuadros sicóticos, e
incluso, un aumento del riesgo de suicidio, ya que la probabilidad de
suicidio es entre 60 y 120 veces mayor en alcohólicos que en la
población general.
También se pueden presentar alteraciones en casi todos los órganos y
sistemas corporales, como las alteraciones en las tres series celulares
de la sangre, alteraciones endocrinas (atrófia testicular e
infertilidad) y enfermedades del aparato locomotor (osteoporosis y
trastornos musculares).
Efectos fisiológicos del alcohol
Una vez que el alcohol pasa a través del tubo digestivo va a la sangre,
alcanzando su máxima concentración a los quince o veinte minutos de
haber sido ingerido. El exceso de alcohol es procesado en el hígado para
ser eliminado, por lo que este órgano junto con el cerebro son los más
perjudicados durante la ingesta de esta droga.
Los efectos del alcohol dependen de varios factores, entre los que destacan:
- La edad: la ingesta de alcohol es especialmente nociva mientras el organismo se encuentre madurando.
- El peso: los efectos negativos afectan más a personas con menor masa corporal.
- La cantidad ingerida.
- La rapidez de la ingesta.
- El sexo: fisiológicamente, la tolerancia femenina es, en general, menor que la masculina.
- La combinación con bebidas carbónicas: aceleran la intoxicación.
Los efectos fisiológicos que se producen dependen de la cantidad presente en la sangre (gramos por litro de sangre):
0,5 g/l: euforia, sobrevaloración de facultades y disminución de reflejos.
1 g/l: desinhibición, dificultades para hablar y coordinar movimientos.
1,5 g/l: embriaguez con pérdida del control de las facultades superiores.
2 g/l: descoordinación del habla y la de la marcha, visión doble.
3 g/l: estado de apatía y somnolencia.
4 g/l: coma.
5 g/l: muerte por parálisis de los centros respiratorio y vasomotor.
Según la OMS no hay una cantidad por debajo de la cual no existan riesgos. Su recomendación básica es Alcohol, cuanto menos mejor.
Intoxicación alcohólica aguda
Se trata de un cuadro clínico debido al efecto depresor del alcohol
sobre el sistema nervioso central y depende de la concentración
sanguínea del etanol, de la velocidad de absorción de éste y de la
tolerancia de cada persona. En la juventud destaca la llamada
intoxicación patológica, que produce una excitación brusca y extrema con
un comportamiento violento, incluso tras haber tomado una cantidad no
muy grande de alcohol. Puede durar minutos u horas y va seguida de un
periodo de sueño tras el que se presenta amnesia parcial o total.
Normalmente la amnesia se presenta en bloque, es decir, el sujeto es
incapaz de recordar nada de lo sucedido en un periodo de tiempo
concreto, o en lagunas, cuando se recuerdan aspectos parciales de lo
ocurrido en un periodo determinado.
También se puede dar una pérdida de la temporalidad, que se produce
cuando se es incapaz de ordenar cronológicamente los acontecimientos.
Si la intoxicación etílica es avanzada se puede llegar a casos extremos,
llegándose a producir complicaciones graves como insuficiencia
respiratoria, crisis convulsivas, hipotermias y arritmias cardiacas.
Alcohol y medicamentos
Cabe hablar también de los daños que causa la ingesta del alcohol cuando
se consume junto a medicamentos, ya que se producen interacciones con
consecuencias varias. Por una parte, modifica los efectos de muchos
fármacos y a su vez los medicamentos pueden aumentar los efectos
perniciosos del alcohol sobre el organismo. Incluso con fármacos tan
consumidos habitualmente, como el paracetamol, el alcohol puede
ocasionar toxicidad hepática.
Esta interacción puede afectar seriamente a las actividades diarias
realizadas por una persona, como conducir, estudiar, realizar un trabajo
con cierto riesgo o practicar algún deporte.
Los antiinflamatorios, analgésicos, tranquilizantes y antihistamínicos
causan un efecto depresor en el sistema nervioso central, por lo que
disminuyen el estado de vigilia, la atención y los reflejos. Combinados
con la ingesta de alcohol estos efectos se incrementan, por lo que
realizar cualquier tipo de actividad que conlleve algún tipo de riesgo
es más peligroso de lo que se piensa.
La toma de antibióticos y antiinfecciosos combinada con la ingesta de
alcohol puede producir una reducción del efecto de estos medicamentos.
El
alcohol es una de las drogas más antiguas conocidas por el ser humano y
la más consumida en España. Junto al tabaco, es la que más problemas
sanitarios causa. Consumido en exceso y de forma descontrolada puede
llegar a causar problemas graves (accidentes de tráfico, violencia,
problemas de salud, alcoholismo...).
El alcohol se obtiene de la fermentación de los jugos azucarados de
diversas plantas o de sus frutos y su graduación alcohólica depende de
su origen. Las bebidas alcohólicas se clasifican en dos grupos
dependiendo del proceso de elaboración:
- Bebidas fermentadas: las que se obtienen a partir de la fermentación
de los azúcares contenidos en diferentes frutas, por ejemplo, la
cerveza, la sidra o el vino y su graduación alcohólica oscila entre los 4
y los 12º.
- Bebidas destiladas: proceden de la depuración de las bebidas
fermentadas para obtener mayores concentraciones de alcohol. Entre ellas
se encuentran el vodka o el ron, y su graduación alcohólica oscila
entre los 40 y los 50º.
Alcohol y jóvenes
El alcohol es una de las drogas de las que más cantidad se consume, que
causa el mayor número de dependientes y que más problemas sanitarios y
sociales conlleva. La ingesta de alcohol afecta a todos los grupos
sociales y de edad, aunque los jóvenes de entre 18 y 24 años constituyen
uno de los grupos que más consume alcohol. Un dato alarmante es que los
menores de 18 años comienzan el consumo más tempranamente en relación a
jóvenes de la misma edad de hace unos años. Según datos del informe El alcohol en Europa,
presentado en 2006 ante la Comisión Europea, uno de cada ocho
adolescentes de 15-16 años se ha embriagado más de veinte veces en su
vida y uno de cada seis ha incurrido en el denominado atracón de alcohol
tres o más veces en el último mes.
Existen muchos productos con contenido alcohólico al alcance de jóvenes a
un precio bastante asequible y no penalizado por ley, a menos que se
beba en la vía pública.
Es muy importante destacar que la adolescencia es una etapa muy
vulnerable frente a las adicciones, ya que los efectos nocivos de
cualquier tóxico son más perjudiciales en un organismo en proceso de de
sarrollo. Un informe elaborado por el Plan Nacional de Drogas señala que
el daño neuronal ocasionado por el alcohol es más intenso en los
jóvenes y que el etanol ejerce una influencia negativa muy fuerte sobre
el proceso de desarrollo cerebral, con consecuencias nefastas en la
capacidad de memoria y aprendizaje.
Sensaciones
Pero son muchos los adolescentes que se sienten atraídos por las
sensaciones que produce el alcohol en un principio, como desinhibición,
euforia, relajación, aumento de la sociabilidad... Estos factores
ocasionan que los jóvenes, mucha veces inducidos por sus amigos o grupo
social, decidan probar el alcohol y se sientan atraídos por esas
sensaciones que experimentan. Sin embargo, esas primeras emociones se
traducen luego en consecuencias que pueden llegar a ser muy graves y
causar daños irreparables en el cuerpo humano.
Sin embargo, cabe destacar que los datos reflejados por la Encuesta
Escolar sobre Drogas 2006-2007 hablan de una disminución de consumo
entre los menores de 14 a 18 años con respecto a 2004. Así, la
proporción de adolescentes que ha consumido alcohol alguna vez en el
último año ha pasado del 81% en 2004 al 74,9% en 2006-2007. Estos datos,
si bien son positivos con respecto al mismo estudio realizado hace dos
años, no resultan significativos en la lucha que desde la sociedad se
debe realizar contra el consumo de alcohol en adolescentes, ya que el
alcohol y el tabaco siguen siendo las drogas más consumidas por los
jóvenes de entre 14 y 18 años.
Los adolescentes no parecen darse cuenta del riesgo que supone empezar a
consumir estas sustancias en edades tempranas, aunque en la última Encuesta Escolar sobre Drogas se percibe un importante aumento de la percepción de riesgo.
El consumo de alcohol se sigue concentrando en los fines de semana, ya
que un 99,5% de los menores encuestados que afirman haber bebido alcohol
en los últimos treinta días declaran haberlo hecho entre el viernes y
el domingo.
Efectos del alcohol
El alcohol es un depresor del sistema nervioso central que adormece
progresivamente el funcionamiento de los centros cerebrales superiores y
que produce desinhibición conductual y emocional. Aunque en un
principio parece estimulante por la euforia que provoca esto no es más
que la sensación que se origina cuando el alcohol actúa sobre los
centros cerebrales responsables del autocontrol.
También caben destacar los problemas sociales ocasionados por la ingesta
de alcohol, ya que puede llegar a producir alteraciones en las
relaciones con la familia, los compañeros de colegio y los profesores, y
puede conllevar una merma importante del rendimiento escolar y la
aparición de conductas agresivas.
No hay que olvidar que el alcohol está presente en un alto porcentaje de
accidentes de tráfico, especialmente entre los jóvenes. Se estima que
el incremento del riesgo de sufrir un accidente de tráfico mortal con
tasas de alcoholemia de 0,8 gramos de alcohol por litro de sangre es
máximo en la población de 16-17 años.
Consecuencias para la salud
Según la OMS, el alcohol es el tercer factor de riesgo para la salud de
los ciudadanos en los países desarrollados y su consumo está relacionado
con el desarrollo de más de sesenta enfermedades. Las consecuencias
del abuso de alcohol sobre la salud son muchas y muy graves. Cabe
destacar la hipertensión, infartos, gastritis, úlceras, hepatitis,
pancreatitis, cirrosis, desnutrición, anemia, impotencia sexual,
trastornos menstruales, cardiomiopatías... Además, el consumo de alcohol
se relaciona directamente con mayores índices de mortalidad por
accidentes de tráfico, problemas de interacciones con medicamentos y
alteraciones del comportamiento.
Los costes económicos globales del consumo de alcohol en España se
aproximan a los 3.800 millones de euros al año, según un informe
presentado este año de la Comisión Clínica del Plan Nacional de Drogas.
Consumo agudo
Los estudios señalan que, si bien el consumo crónico de alcohol afecta
más intensamente a la salud, los consumos agudos e intensos también
provocan alteraciones graves. Este patrón de consumo se puede aplicar a
los jóvenes, es decir, consumos intermitentes y profundos, especialmente
durante los fines de semana.
Los efectos del consumo excesivo de alcohol van desde la intoxicación
etílica aguda hasta el aumento de la tensión arterial, el accidente
cerebrovascular agudo o el hemorrágico cerebral y la fibrilación
auricular y ventricular, estos últimos relacionados con algunos casos de
muerte súbita.
Aparte de estos daños que se pueden producir en el cuerpo humano, caben
destacar otros como alteraciones del tubo digestivo, lesiones en la boca
y faringe, trastornos esofágicos, incluido el cáncer, gastritis,
úlceras y cáncer de estómago, alteraciones de la absorción intestinal y
episodios diarreicos. Además, es la causa más frecuente de pancreatitis
aguda y crónica, cirrosis, hepatitis alcohólica o cáncer de hígado.
El alcohol también afecta al sistema nervioso central y puede llegar a
ocasionar demencia y diversas formas de neuropatía, trastornos mentales y
alteraciones del comportamiento, pérdidas de memoria, ansiedad,
trastornos del sueño, cambios bruscos de humor, cuadros sicóticos, e
incluso, un aumento del riesgo de suicidio, ya que la probabilidad de
suicidio es entre 60 y 120 veces mayor en alcohólicos que en la
población general.
También se pueden presentar alteraciones en casi todos los órganos y
sistemas corporales, como las alteraciones en las tres series celulares
de la sangre, alteraciones endocrinas (atrófia testicular e
infertilidad) y enfermedades del aparato locomotor (osteoporosis y
trastornos musculares).
Efectos fisiológicos del alcohol
Una vez que el alcohol pasa a través del tubo digestivo va a la sangre,
alcanzando su máxima concentración a los quince o veinte minutos de
haber sido ingerido. El exceso de alcohol es procesado en el hígado para
ser eliminado, por lo que este órgano junto con el cerebro son los más
perjudicados durante la ingesta de esta droga.
Los efectos del alcohol dependen de varios factores, entre los que destacan:
- La edad: la ingesta de alcohol es especialmente nociva mientras el organismo se encuentre madurando.
- El peso: los efectos negativos afectan más a personas con menor masa corporal.
- La cantidad ingerida.
- La rapidez de la ingesta.
- El sexo: fisiológicamente, la tolerancia femenina es, en general, menor que la masculina.
- La combinación con bebidas carbónicas: aceleran la intoxicación.
Los efectos fisiológicos que se producen dependen de la cantidad presente en la sangre (gramos por litro de sangre):
0,5 g/l: euforia, sobrevaloración de facultades y disminución de reflejos.
1 g/l: desinhibición, dificultades para hablar y coordinar movimientos.
1,5 g/l: embriaguez con pérdida del control de las facultades superiores.
2 g/l: descoordinación del habla y la de la marcha, visión doble.
3 g/l: estado de apatía y somnolencia.
4 g/l: coma.
5 g/l: muerte por parálisis de los centros respiratorio y vasomotor.
Según la OMS no hay una cantidad por debajo de la cual no existan riesgos. Su recomendación básica es Alcohol, cuanto menos mejor.
Intoxicación alcohólica aguda
Se trata de un cuadro clínico debido al efecto depresor del alcohol
sobre el sistema nervioso central y depende de la concentración
sanguínea del etanol, de la velocidad de absorción de éste y de la
tolerancia de cada persona. En la juventud destaca la llamada
intoxicación patológica, que produce una excitación brusca y extrema con
un comportamiento violento, incluso tras haber tomado una cantidad no
muy grande de alcohol. Puede durar minutos u horas y va seguida de un
periodo de sueño tras el que se presenta amnesia parcial o total.
Normalmente la amnesia se presenta en bloque, es decir, el sujeto es
incapaz de recordar nada de lo sucedido en un periodo de tiempo
concreto, o en lagunas, cuando se recuerdan aspectos parciales de lo
ocurrido en un periodo determinado.
También se puede dar una pérdida de la temporalidad, que se produce
cuando se es incapaz de ordenar cronológicamente los acontecimientos.
Si la intoxicación etílica es avanzada se puede llegar a casos extremos,
llegándose a producir complicaciones graves como insuficiencia
respiratoria, crisis convulsivas, hipotermias y arritmias cardiacas.
Alcohol y medicamentos
Cabe hablar también de los daños que causa la ingesta del alcohol cuando
se consume junto a medicamentos, ya que se producen interacciones con
consecuencias varias. Por una parte, modifica los efectos de muchos
fármacos y a su vez los medicamentos pueden aumentar los efectos
perniciosos del alcohol sobre el organismo. Incluso con fármacos tan
consumidos habitualmente, como el paracetamol, el alcohol puede
ocasionar toxicidad hepática.
Esta interacción puede afectar seriamente a las actividades diarias
realizadas por una persona, como conducir, estudiar, realizar un trabajo
con cierto riesgo o practicar algún deporte.
Los antiinflamatorios, analgésicos, tranquilizantes y antihistamínicos
causan un efecto depresor en el sistema nervioso central, por lo que
disminuyen el estado de vigilia, la atención y los reflejos. Combinados
con la ingesta de alcohol estos efectos se incrementan, por lo que
realizar cualquier tipo de actividad que conlleve algún tipo de riesgo
es más peligroso de lo que se piensa.
La toma de antibióticos y antiinfecciosos combinada con la ingesta de
alcohol puede producir una reducción del efecto de estos medicamentos.
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