El alcoholismo es un problema que se manifiesta a nivel mundial. Según
estimados de la Organización Mundial de la Salud más de 62 millones de
personas en todo el mundo sufren de dependencia del alcohol. En los
Estados Unidos solamente se estima que más de ocho millones de personas
son dependientes del alcohol y que varios millones más aunque no son
dependientes del alcohol tienen problemas relacionados con el consumo de
éste.
Un problema particularmente agudo es el de los
adolescentes e incluso niños, que ingieren bebidas alcohólicas. Sabemos
que el alcohol causa grandes daños al organismo y particularmente al
cerebro. En años recientes ha surgido evidencia de que en el caso de los
adolescentes, cuyo cerebro aún está en desarrollo, este daño es
particularmente severo.
Daños causados por el alcohol
Antes
de detallar los daños particulares en el caso de los adolescentes,
veamos en términos generales varios de los daños al organismo causados
por el consumo de alcohol.
Cuando una persona ingiere una bebida
alcohólica, el alcohol es absorbido rápidamente por el estómago y por
los intestinos. A través de la sangre el alcohol viaja a través del
cuerpo afectando casi todos los órganos.
El alcohol tiende a
deprimir las funciones del sistema nervioso central el cual está formado
por el cerebro y el cordón espinal, afectando sus funciones. Mientras
mayor sea la dosis de alcohol, mayor es este efecto depresor. Cuando el
consumo de alcohol es crónico se puede producir un deterioro y una
severa pérdida de la memoria.
Cuando las mujeres embarazadas
consumen elevadas cantidades de alcohol corren un alto riesgo de que el
bebé nazca con lo que se conoce como el síndrome de alcohol fetal. Esta
condición es la principal causante de defectos al nacer. Entre estos
defectos figuran retardación mental, un bajo peso al nacer y un
desarrollo lento, problemas visuales, de audición y del corazón, un
pobre tono muscular y una cabeza de tamaño pequeño.
Algunos bebés
expuestos al alcohol durante el periodo de desarrollo fetal no
desarrollan el síndrome de alcohol fetal pero desarrollan una condición
conocida como efecto fetal del alcohol que se caracteriza por problemas
de conducta, incapacidad para desarrollar el pensamiento abstracto y
dificultad para prestar atención.
El alcohol puede ocasionar que
algunas vitaminas no se absorban bien lo que puede causar malnutrición
aunque la persona coma normalmente. Más aún, las personas dependientes
del alcohol tienden a perder el apetito. Su fuente principal de
calorías muchas veces termina siendo el alcohol. Esto hace que no se
alimenten adecuadamente lo que causa un problema de malnutrición aún
mayor. El alcohol también causa irritación del tracto gastrointestinal y
desgaste de la capa protectora del estómago. Con esto se producen
náuseas, vómitos y en algunos casos, sangrado.
El hígado es otro
de los órganos afectados por el alcohol. En las primeras etapas el
consumo crónico de alcohol causa acumulación de grasa en el hígado. En
algunos casos esto puede progresar hasta convertirse en hepatitis, la
cual inflama el hígado y causa la muerte de células hepáticas. En otros
casos puede desarrollarse cirrosis, la cual se caracteriza por la
sustitución del tejido normal del hígado por tejido cicatrizal. Cuando
esto sucede el hígado no puede llevar a cabo eficientemente su labor de
procesar las toxinas produciéndose una intoxicación de la sangre que
puede, incluso, causar la muerte.
El consumo crónico de alcohol
también puede afectar al corazón, causar el cese de la menstruación en
las mujeres e impotencia en los hombres. También aumenta el riesgo de
varios tipos de cáncer como el de colon, laringe, hígado y esófago.
El alcohol y el cerebro de los adolescentes
El
cerebro de los adolecentes, que no está totalmente desarrollado, puede
sufrir daños aún más severos que el de los adultos. Existe evidencia de
que la corteza cerebral y el hipocampo de los adolescentes que consumen
alcohol sufren daños significativos. El hipocampo es una de las más
importantes regiones del cerebro relacionadas con la memoria.
Experimentos llevados a cabo con ratas sugieren que en los cerebros
jóvenes, aún no completamente desarrollados como el de los adolescentes,
el daño causado por el alcohol a la corteza cerebral puede ser más del
doble del sufrido por el cerebro de los adultos. La corteza cerebral es
la región del cerebro donde se llevan a cabo la mayor parte de las
funciones de alto nivel del cerebro, entre ellas el habla.
Agrava
la situación el hecho de que una de las regiones afectadas por el
alcohol es el lóbulo frontal del cerebro. Durante la adolescencia estas
regiones, que tienen a cargo el control de impulsos y la planificación
de nuestras acciones, pasan por grandes cambios y sus conexiones se
modifican a medida que el o la adolescente aprende las diversas
destrezas relacionadas con la toma de decisiones. El consumo de alcohol
en la adolescencia afecta estas regiones que son esenciales para el
autocontrol, de modo tal que hace más fácil que se llegue al
alcoholismo. De hecho, se estima que el 40 por ciento de las personas
que comienzan a beber antes de los quince años de edad se convertirán en
dependientes del alcohol en algún momento de su vida. Esta es una
proporción alrededor de cuatro veces mayor que la de las personas que
comienzan a beber al llegar a los 21 años de edad.
¿Cuanto
alcohol es necesario consumir, antes de que se comience a afectar el
cerebro? En un experimento cuyos resultados fueran publicados en la
revista Neuroscience, el Dr. Fulton Crews de la Universidad de Carolina
del Norte, y otros investigadores encontraron que en ratas adolescentes
el daño comienza a producirse a un nivel equivalente al de dos tragos en
seres humanos y continúa aumentando a medida que se ingiere una mayor
cantidad de alcohol. A un nivel equivalente al de 10 cervezas se produce
una detención casi total en la producción de nuevas células nerviosas.
Para
las personas que beben crónicamente es sumamente importante dejar la
bebida lo antes posible. Se sabe que con el tiempo es posible para los
adultos recuperar las funciones perdidas. Es posible que en los
adolescentes esto sea también posible. Sin embargo, mientras más tiempo
se lleve bebiendo mayor es el daño y más difícil la recuperación.
Referencia
Crews FT, Mdzinarishvili A, Kim D, He J, Nixon K. Neurogenesis in adolescent brain is potently inhibited by ethanol. Neuroscience. 2006;137(2):437-45.
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