NUEVA YORK.— Según un estudio médico publicado en el Journal of Drug Issues y presentado hace unos años en Nueva York, durante la reunión científica anual de la Asociación Sociológica Americana, las dificultades que encuentran para adaptarse a una cultura y un país nuevo llevan con frecuencia a los inmigrantes hispanos a abusar de las drogas y el alcohol.
El sociólogo Scott Akins, de la Universidad Estatal de Oregón, que analizó a los inmigrantes latinos en el noroeste de EEUU, afirma que "las dificultades que enfrentan los inmigrantes pueden alimentar una adicción ya existente o detonar el abuso de sustancias".
El estudio agrega que los inmigrantes enfrentan presiones como el aprendizaje del idioma, la búsqueda de casa y dos o más trabajos, mientras a menudo enfrentan la soledad.
Este fue el caso de Alexis, de 23 años, cuando llegó a Estados Unidos hace cuatro años. "Yo creo que lo que me llevó al alcoholismo fue la soledad, la pérdida de la familia. Me sentía muy solo en esta ciudad, no estaba con mis hermanos, no tenía a nadie y me deprimía, y eso era lo que me empujaba a seguir consumiendo para tratar de no sentirme solo".
Otros, como Miguel, de 28 años, admiten que la bebida se ha convertido en un obstáculo para lograr sus sueños en Estados Unidos, a donde emigró hace siete años. "Yo vine aquí con esa ilusión de poder ahorrar para tener algo en mi país y mejorar la vida de mi familia. Pero no fue así, porque desgraciadamente me tope con el alcohol y las drogas y así mi vicio fue empeorando más y más".
Para Emilio, otro inmigrante latino de 26 años, que llegó a EEUU cuando tenía 14, la bebida también lo llevó casi a la ruina. "Al pasar la semana de trabajo me iba a divertir y gastaba todo el dinero en bebida y me quedaba sin nada. Gastaba hasta el dinero de la renta y al otro día venían los sentimientos de culpabilidad".
La doctora Usha Tandon, director médico del Programa de Dependencia Química del Hospital Elmhurst, en Queens (Nueva York), también asegura que los jóvenes inmigrantes caen en el alcoholismo porque tienen mucha presión y estrés por ser aceptados en la cultura estadounidense. "Tienen conflictos en casa, con su propia cultura y tradiciones. Tienen presiones económicas, desempleo; hay muchas familias rotas y separadas, también problemas de educación", dijo la psiquiatra.
Según los expertos, las personas que beben en exceso no sólo ponen en riesgo sus trabajos, relaciones y seguridad financiera, también pueden perder la vida debido a accidentes y problemas de salud.
"La adicción al alcohol es igual a cualquier otra enfermedad crónica, como diabetes e hipertensión, por ello deben ir y buscar tratamiento", exhorta la doctora Tandon.
Tomar alcohol en exceso contribuye a una serie de problemas de salud como enfermedades cardíacas, diabetes, cáncer, derrames cerebrales, demencia, depresión y enfermedades de transmisión sexual.
Riesgos notables
Además de los riesgos para la salud, el beber en exceso también ocasiona suicidios, homicidios, violencia doméstica, peleas y heridas por accidentes, por lo que se ha visto una aumento en las visitas a las salas de emergencia de los hospitales del país.
"Una vez por consumir tanto alcohol, comencé a pelear con otros hombres que me pegaron no sé con qué y caí inconsciente, con heridas, por lo que estuve internado una semana en el hospital. Ese es el peor caso de mis tragedias con el alcoholismo", recuerda Alex, que reside en el barrio neoyorquino de Queens, y que gracias al apoyo del grupo Jóvenes Queens Alcohólicos Anónimos (JQAA) tiene cinco meses sin probar licor.
Junto a él se encuentra a Cristina, una mujer de 37 años, que también reside en Queens y que debido al alcohol también tuvo que ser hospitalizada de emergencia. "En dos ocasiones me intoxiqué y tuve que ir a parar al hospital y allí me dijeron que mi hígado se estaba dañando por tanto alcohol y que no podía seguir bebiendo porque eso me iba a provocar cirrosis hepática", cuenta la mujer que, gracias al apoyo de JQAA, tiene más de cuatro meses sobria.
Emilio, que acude de igual forma a las reuniones de JQAA, también pasó a formar parte de las estadísticas por culpa del alcohol. El joven cuenta que debido a que no comía ni dormía, por estar siempre borracho, fue a parar a la emergencia de un hospital cuando apenas tenía 18 años. "Allí me dijeron que si volvía a beber, el páncreas me iba a reventar... Que si seguía tomando iba a morir".
Las autoridades de salud aseguran que el aumento de emergencias médicas por alcohol es consecuencia directa del incremento general en el consumo de bebidas alcohólicas en el país, especialmente por parte de los más jóvenes.
Según estadísticas del Centro para la Prevención y Control de Enfermedades de EEUU (CDC), más de la mitad de los adultos en el país bebieron alcohol en los pasados 30 días. Aproximadamente el 15% de las personas en el país son bebedores con problemas y cerca del 5 al 10% de los hombres bebedores y del 3 al 5% de las mujeres bebedoras podrían diagnosticarse como dependientes del alcohol.
Esto lo conoce muy bien Gerardo, un hispano que tiene más de 16 años viviendo en Nueva York y quien estuvo sumido en el alcoholismo por varios años. "Yo me tomaba doce cervezas todos los días por un año corrido y los fines de semana tomaba hasta que me caía. No me acordaba ni cómo llegaba a mi casa", recuerda.
"Parecía algodón por todo el alcohol que absorbía; era como una esponja", agrega el inmigrante quien hoy, a sus 34 años, es un hombre sobrio gracias a que —según dice— se ha refugiado en la fe.
De acuerdo al CDC, cada año mueren 79,000 personas en este país a causa del abuso del alcohol, lo que lo convierte en la tercera causa de muerte en Estados Unidos.
Para más información: AA (www.alcoholicos-anonimos.org), El Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo (www.niaaa.nih.gov) y el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (www.cdc.gov)
¿Dependencia o abuso?
Según el Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo de EEUU, el alcoholismo (dependencia del alcohol) y el abuso del alcohol son dos formas diferentes del problema con la bebida. El alcoholismo ocurre cuando una persona muestra signos de adicción física al alcohol y continúa bebiendo, a pesar de los problemas con la salud física, la salud mental y las responsabilidades sociales, familiares o laborales. El alcohol puede llegar a dominar la vida y relaciones de la persona. En el abuso del alcohol, el hecho de beber lleva a una persona a problemas, pero no a la adicción física.
Aquellas personas en riesgo de desarrollar alcoholismo abarcan:
• Hombres que tomen 15 o más tragos a la semana.
• Mujeres que tomen 12 o más tragos a la semana.
• Cualquier persona que tome cinco o más tragos por ocasión al menos una vez por semana.
Una copa o trago se define como una botella de cerveza de 12 onzas, un vaso de vino de 5 onzas o una una onza de un trago de licor.
• Consumo casual: aquellos que consumieron por lo menos un trago de alcohol en los pasados 30 días.
• Consumo intenso: aquellos que consumen un promedio de más de dos tragos por día para los hombres y más de un trago por día para las mujeres.
•Borrachera: aquellos que consumieron cinco o más tragos en una ocasión en los pasados 30 días.
NUEVA YORK.— Según un estudio médico publicado en el Journal of Drug Issues y presentado hace unos años en Nueva York, durante la reunión científica anual de la Asociación Sociológica Americana, las dificultades que encuentran para adaptarse a una cultura y un país nuevo llevan con frecuencia a los inmigrantes hispanos a abusar de las drogas y el alcohol.
El sociólogo Scott Akins, de la Universidad Estatal de Oregón, que analizó a los inmigrantes latinos en el noroeste de EEUU, afirma que "las dificultades que enfrentan los inmigrantes pueden alimentar una adicción ya existente o detonar el abuso de sustancias".
El estudio agrega que los inmigrantes enfrentan presiones como el aprendizaje del idioma, la búsqueda de casa y dos o más trabajos, mientras a menudo enfrentan la soledad.
Este fue el caso de Alexis, de 23 años, cuando llegó a Estados Unidos hace cuatro años. "Yo creo que lo que me llevó al alcoholismo fue la soledad, la pérdida de la familia. Me sentía muy solo en esta ciudad, no estaba con mis hermanos, no tenía a nadie y me deprimía, y eso era lo que me empujaba a seguir consumiendo para tratar de no sentirme solo".
Otros, como Miguel, de 28 años, admiten que la bebida se ha convertido en un obstáculo para lograr sus sueños en Estados Unidos, a donde emigró hace siete años. "Yo vine aquí con esa ilusión de poder ahorrar para tener algo en mi país y mejorar la vida de mi familia. Pero no fue así, porque desgraciadamente me tope con el alcohol y las drogas y así mi vicio fue empeorando más y más".
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