¿Por qué beben los jóvenes? Porque todo está hecho para que lo hagan. Hay oferta de bebidas alcohólicas a unos pasos de las escuelas, en reuniones sociales, en fiestas, en centros nocturnos con barra libre y en su casa.
Mayor flexibilidad de los padres, unas leyes sensiblemente violables y que permiten que los dueños de los establecimientos que venden alcohol a menores se escuden a través de amparos, y por supuesto, también por problemas sociales como desempleo, falta de oportunidades y desencanto social.
Esto aunado a un historial genético alcohólico y a una cultura mexicana donde brindar por casi cualquier cosa es una costumbre cotidiana, explican por qué en los últimos siete años los jóvenes menores de edad reconocen en un 18% más que no sólo beben alcohol sino que abusan de él, según cifras del Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic).
Es común que los jóvenes piensen que cuando se habla de alcohólicos se trata de "palabras mayores", que el título le pertenece sólo al vagabundo de la esquina que se encuentra ebrio y tirado en la calle o al tío arrepentido que asiste a las reuniones de AA, pero la realidad es que existen alcohólicos en grandes cantidades entre los jóvenes mexicanos porque beber más de cuatro copas en cada ocasión en caso de ser hombre, y más de tres copas en caso de ser mujer, es señal de que no se tiene control con el alcohol y que hay ya un problema de alcoholismo.
"El autocontrol no es dejar de beber de domingo a jueves, y viernes y sábado beber de más. Una persona que controla su consumo de alcohol es aquella que no sobrepasa el trago estándar (cuatro y tres copas) por ocasión, y que además las bebe fraccionadas, es decir, una por hora, el problema es que los jóvenes mexicanos son bebedores explosivos; es decir, beben sólo los fines de semana, pero se emborrachan", explica Raúl Martín del Campo, subdirector técnico en adicciones del Conadic.
Ya en 2003 las cifras eran alarmantes para la Central Mexicana de Alcohólicos Anónimos pues su encuesta reportaba que el 7.3% de los agremiados a AA eran menores de 20 años. Hoy, esperan los resultados de la encuesta 2006 y María Eugenia Rubalcaba, coordinadora del Comité de Información Pública de AA, asegura que está cifra se elevará.
"En los últimos años hemos visto con más frecuencia el ingreso a AA de adolescentes de entre 15 y 17 años de edad que ya tienen un problema de alcoholismo severo y que comenzaron a beber desde los 11 o 12 años", explica.
Según las últimas cifras del Conadic, en México 90% de la población mayor de 15 años consume alcohol y por cada 10 hombres hay cinco mujeres que lo toman en cantidades excesivas.
"La ingesta de alcohol entre las mujeres ha aumentado: en 1993 se reportó una mujer por cada 18 hombres que bebían, tres o más veces por semana. En el 2000 el 30% de las mujeres aceptó beber con frecuencia", explica Martín del Campo.
Las tendencias en el índice de consumo de alcohol de adolescentes (12 a 17 años) presentan un incremento: de 27% en 1998 a 35% en 2002 entre los varones. En el caso de las mujeres pasó de 18% a 25% durante este tiempo.
Motivos y lugares para beber
Los motivos que los jóvenes expresan para consumir alcohol varían de acuerdo a la edad: los adolescentes, por ejemplo, dicen que en un 71% lo hacen por convivir.
Los jóvenes estudiantes de licenciatura señalan en 31% que lo que buscan es el efecto placentero del sabor y la sensación producida por el alcohol.
En cuanto a la edad de los adolescentes, se observa que el porcentaje de consumidores de 14 años o menos, es casi la mitad en relación con los que tienen 18 años o más.
Adicionalmente, los resultados indican que 23% de los estudiantes consumen cinco copas o más por ocasión de consumo, al menos una vez al mes.
Pero ¿dónde se emborrachan? Los adolescentes inician su relación con el alcohol en tres lugares específicamente: en las reuniones con sus compañeros de escuela, en el interior de los coches que les regalan sus padres y en las canchas de futbol, según las experiencias que reporta AA.
"Como cuentan con poco dinero, la opción de un adolescente es comprar una ´caguama´ o una botella de mezcal, tequila o ron de baja calidad en una vinatería y beberla ya sea en la casa de un amigo que tiene papás que trabajan y por lo tanto no están para vigilar o bien beber mientras dan vueltas por su colonia a bordo de un automóvil, y por supuesto, después de los partidos de futbol afuera de las canchas", dice María Eugenia Rubalcaba de AA.
No quiero ser alcohólico ¿Cómo me prevengo?
"El método no está en dejar de beber, sino en saber tomar y hay que aclarar que saber tomar no es aguantar mucho sin emborracharse, por lo que las frases de los padres no funcionan.
Así que el típico ´prefiero que tomes en la casa que en la calle´ y ´dale de tomar para que aprenda´, repetidas una y otra vez por lo padres a los hijos no son la mejor opción", explica Martín del Campo, de Conadic.
María Eugenia coincide en que la prevención debe empezar desde casa y que los padres deben tener cero tolerancia, es decir, no tener cervezas en el refrigerador ni dejar que sus hijos consuman alcohol simplemente porque están con los tíos, ya que se les manda una señal falsa de que ahí sí se puede beber porque es la casa y la familia. "Que beban en casa no significará jamás que no lo harán afuera".
El Conadic como prevención recomienda a los jóvenes no sobrepasarse del consumo moderado, no consumir más de una copa por hora, y alternar el consumo de bebidas con y sin alcohol.
Además dejar el vaso en la mesa y no estarlo sosteniendo en la mano todo el tiempo, ingerir alimentos con las bebidas y si es posible alimentos ricos en grasa que hacen que el hígado absorba el alcohol más lentamente como cacahuates, nueces, papas fritas, quesos, etcétera, antes de empezar a beber.
Mayor flexibilidad de los padres, unas leyes sensiblemente violables y que permiten que los dueños de los establecimientos que venden alcohol a menores se escuden a través de amparos, y por supuesto, también por problemas sociales como desempleo, falta de oportunidades y desencanto social.
Esto aunado a un historial genético alcohólico y a una cultura mexicana donde brindar por casi cualquier cosa es una costumbre cotidiana, explican por qué en los últimos siete años los jóvenes menores de edad reconocen en un 18% más que no sólo beben alcohol sino que abusan de él, según cifras del Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic).
Es común que los jóvenes piensen que cuando se habla de alcohólicos se trata de "palabras mayores", que el título le pertenece sólo al vagabundo de la esquina que se encuentra ebrio y tirado en la calle o al tío arrepentido que asiste a las reuniones de AA, pero la realidad es que existen alcohólicos en grandes cantidades entre los jóvenes mexicanos porque beber más de cuatro copas en cada ocasión en caso de ser hombre, y más de tres copas en caso de ser mujer, es señal de que no se tiene control con el alcohol y que hay ya un problema de alcoholismo.
"El autocontrol no es dejar de beber de domingo a jueves, y viernes y sábado beber de más. Una persona que controla su consumo de alcohol es aquella que no sobrepasa el trago estándar (cuatro y tres copas) por ocasión, y que además las bebe fraccionadas, es decir, una por hora, el problema es que los jóvenes mexicanos son bebedores explosivos; es decir, beben sólo los fines de semana, pero se emborrachan", explica Raúl Martín del Campo, subdirector técnico en adicciones del Conadic.
Ya en 2003 las cifras eran alarmantes para la Central Mexicana de Alcohólicos Anónimos pues su encuesta reportaba que el 7.3% de los agremiados a AA eran menores de 20 años. Hoy, esperan los resultados de la encuesta 2006 y María Eugenia Rubalcaba, coordinadora del Comité de Información Pública de AA, asegura que está cifra se elevará.
"En los últimos años hemos visto con más frecuencia el ingreso a AA de adolescentes de entre 15 y 17 años de edad que ya tienen un problema de alcoholismo severo y que comenzaron a beber desde los 11 o 12 años", explica.
Según las últimas cifras del Conadic, en México 90% de la población mayor de 15 años consume alcohol y por cada 10 hombres hay cinco mujeres que lo toman en cantidades excesivas.
"La ingesta de alcohol entre las mujeres ha aumentado: en 1993 se reportó una mujer por cada 18 hombres que bebían, tres o más veces por semana. En el 2000 el 30% de las mujeres aceptó beber con frecuencia", explica Martín del Campo.
Las tendencias en el índice de consumo de alcohol de adolescentes (12 a 17 años) presentan un incremento: de 27% en 1998 a 35% en 2002 entre los varones. En el caso de las mujeres pasó de 18% a 25% durante este tiempo.
Motivos y lugares para beber
Los motivos que los jóvenes expresan para consumir alcohol varían de acuerdo a la edad: los adolescentes, por ejemplo, dicen que en un 71% lo hacen por convivir.
Los jóvenes estudiantes de licenciatura señalan en 31% que lo que buscan es el efecto placentero del sabor y la sensación producida por el alcohol.
En cuanto a la edad de los adolescentes, se observa que el porcentaje de consumidores de 14 años o menos, es casi la mitad en relación con los que tienen 18 años o más.
Adicionalmente, los resultados indican que 23% de los estudiantes consumen cinco copas o más por ocasión de consumo, al menos una vez al mes.
Pero ¿dónde se emborrachan? Los adolescentes inician su relación con el alcohol en tres lugares específicamente: en las reuniones con sus compañeros de escuela, en el interior de los coches que les regalan sus padres y en las canchas de futbol, según las experiencias que reporta AA.
"Como cuentan con poco dinero, la opción de un adolescente es comprar una ´caguama´ o una botella de mezcal, tequila o ron de baja calidad en una vinatería y beberla ya sea en la casa de un amigo que tiene papás que trabajan y por lo tanto no están para vigilar o bien beber mientras dan vueltas por su colonia a bordo de un automóvil, y por supuesto, después de los partidos de futbol afuera de las canchas", dice María Eugenia Rubalcaba de AA.
No quiero ser alcohólico ¿Cómo me prevengo?
"El método no está en dejar de beber, sino en saber tomar y hay que aclarar que saber tomar no es aguantar mucho sin emborracharse, por lo que las frases de los padres no funcionan.
Así que el típico ´prefiero que tomes en la casa que en la calle´ y ´dale de tomar para que aprenda´, repetidas una y otra vez por lo padres a los hijos no son la mejor opción", explica Martín del Campo, de Conadic.
María Eugenia coincide en que la prevención debe empezar desde casa y que los padres deben tener cero tolerancia, es decir, no tener cervezas en el refrigerador ni dejar que sus hijos consuman alcohol simplemente porque están con los tíos, ya que se les manda una señal falsa de que ahí sí se puede beber porque es la casa y la familia. "Que beban en casa no significará jamás que no lo harán afuera".
El Conadic como prevención recomienda a los jóvenes no sobrepasarse del consumo moderado, no consumir más de una copa por hora, y alternar el consumo de bebidas con y sin alcohol.
Además dejar el vaso en la mesa y no estarlo sosteniendo en la mano todo el tiempo, ingerir alimentos con las bebidas y si es posible alimentos ricos en grasa que hacen que el hígado absorba el alcohol más lentamente como cacahuates, nueces, papas fritas, quesos, etcétera, antes de empezar a beber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario