Los jóvenes de las grandes ciudades tienen libre acceso al alcohol desde muy temprana edad.
La Subsecretaría de atención a las Adicciones de la Provincia de Buenos Aires confirma que el promedio de edad de las personas que están en tratamiento es de 19 años, cifras que surgen de una investigación realizada en 13100 pacientes de centro de rehabilitación de ese distrito.
Las campañas programadas para el 2008 para reducir el consumo de alcohol estará destinada a niños de apenas diez años, que se estima es la edad en que empiezan a tomar.
Es difícil que un chico llegue a estos centros con una sola adicción, porque el alcohol viene acompañado de otras drogas.
Alcohólicos Anónimos recibe un gran caudal de gente que pide ayuda por sus problemas de alcohol asociado también a otras adicciones. En esta institución también confirman que el cincuenta por ciento de los concurrentes tienen entre 15 y 23 años.
El alcohol es usado para facilitar el trato social, que puede llegar a desinhibir frente a situaciones de stress, logrando aparentemente resolver el problema inmediato de socialización, pero arruinando el resto de la vida.
Este problema no es exclusivo de las clases bajas, ya que en investigaciones realizadas por la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico, participaron 3365 estudiantes universitarios de siete casas de estudios de la zona metropolitana.
Otro informe realizado por la Subsecretaría de Atención a las Adicciones de la Provincia de Buenos Aires indica que el 99% de los jóvenes llega a los 18 años con el hábito instalado.
En los centro de atención para las adicciones se atienden jóvenes de once a 16 años, en general, que proceden de familias deshechas y de barrios marginales, indicando que las malas condiciones de vida influyen notablemente en la propagación de este flagelo.
En la Federación de Organizaciones no Gubernamentales de la Argentina (Fonga), integrada por instituciones de todo el país, dedicados a la prevención y asistencia de los adictos confirman que a partir de los 17 años también empiezan a llegar personas de clase media.
Las pésimas condiciones sociales en que viven muchos pacientes se convierten en una de las causas más importante que favorecen el acceso a las adicciones.
La televisión muestra estilos de vida que no coinciden con el standard de vida de estos jóvenes que ni siquiera tienen oportunidades de acceder a la educación y la publicidad propicia la ingesta de alcohol como diversión.
La vida sin alcohol es más auténtica, porque cuando se va el efecto los problemas no se evaporan. Se puede bailar, hacer amigos, enamorarse y divertirse en forma más genuina y no obnubilarse con el alcohol intentando ser otro.
La Ley en Argentina prohibe la venta y el consumo de alcohol en menores de 18 años pero se sabe que esa norma no siempre se cumple.
Las tragedias que sufren algunos jóvenes están relacionadas con el alcohol. Accidentes automovilísticos, peleas callejeras, violaciones y demás excesos son la mayoría consecuencia del alcohol.
Es importante comenzar a preguntarse: ¿Para qué tomo? Si hay un para qué habrá un cómo menos destructivo que no tenga que ver con ninguna adicción.
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