Los trastornos mentales relacionados con el alcohol pueden ser de dos tipos: inducidos por la ingesta de alcohol y que se recogen en los manuales diagnósticos, como la CIE-10 ó DSM-IV-TR, o trastornos mentales que sin estar inducidos por el alcohol se presentan de forma simultanea con relativa frecuencia, tal es el caso del trastorno disocial de la personalidad, otras drogodependencias, trastornos del humor o trastornos de ansiedad. Cuando existe dicha comorbilidad se habla de trastorno dual. En esta parte se abordarán tan sólo los trastornos mentales inducidos por la ingesta de alcohol.
1. Intoxicación etílica atípica o patológica
Esta entidad se encuentra ya descrita en el capítulo previo sobre intoxicación alcohólica y abstinencia.
2. Trastornos psicóticos
Dentro de los cuadros psicóticos inducidos por el alcohol pueden incluirse los siguientes: delirium (ya tratado en el capítulo previo), la alucinosis alcohólica y el trastorno delirante inducido por el alcohol.
La alucinosis alcohólica suele aparecer en personas, sobre todo varones, con dilatada historia de abuso o dependencia alcohólica. Este cuadro puede tener un inicio agudo o subagudo, generalmente asociado a periodos de reducción del consumo de alcohol. Se caracteriza por la aparición, de forma brusca, de alteraciones sensoperceptivas, siendo lo más frecuente alucinaciones de tipo auditivo: voces acusatorias o amenazantes, que suelen acompañarse de ideación delirante de referencia escasamente sistematizada, ansiedad intensa y riesgo de auto o hetero-agresión (en «defensa propia»)57. No suelen existir alteraciones del curso del pensamiento, alteraciones del nivel de conciencia, ni suele haber incongruencia con el estado de ánimo. Generalmente, el pronóstico suele ser bueno, remitiendo el cuadro con la abstinencia, aunque en ocasiones pueden persistir de forma crónica, especialmente cuando se han repetido episodios similares58.
El trastorno delirante inducido por el alcohol es un trastorno que acompaña al consumo de alcohol o que acontece inmediatamente después de dicho consumo. Se caracteriza por la presencia de alucinaciones principalmente auditivas, falsos reconocimientos, ideas delirantes de tipo persecutorio o celotípico, estados emocionales anormales y trastornos psicomotores (excitación o estupor)59. Puede acompañarse de riesgo de auto o hetero-agresión, que puede ser contra la pareja cuando las ideas delirantes son de tipo celotípico57. Lo característico es que el trastorno se resuelva parcialmente en un mes y completamente en seis meses. En el tratamiento se incluye tanto la abstinencia alcohólica como la prescripción de antipsicóticos. Es importante realizar el diagnóstico diferencial con la esquizofrenia, cuya evolución en el tiempo es mayor de seis meses. Además, no se diagnosticará un trastorno psicótico si existe alteración de la conciencia, valorando entonces un posible síndrome de abstinencia, ni cuando exista intoxicación aguda.
3. Síndrome amnésico
Se trata de un síndrome en el que desde el punto de vista cognitivo, tan sólo se ve afectada la memoria. Se caracteriza por una pérdida transitoria de la misma que habitualmente ocurre tras la intoxicación. Las formas más típicas de presentación son en «bloque», con incapacidad para recordar nada de lo ocurrido en un determinado periodo, o «en lagunas», sin límites claros, pudiendo el individuo recordar aspectos parciales de lo ocurrido durante ese período. También suele haber una afectación del sentido de temporalidad, es decir, el individuo no es capaz de ordenar cronológicamente los acontecimientos. Estas alteraciones de la memoria ocurren más frecuentemente en estadios avanzados de la dependencia.
4. Trastornos del humor (afectivos)
El consumo excesivo y continuado de alcohol puede inducir sintomatología afectiva transitoria en personas sin antecedentes de depresión60. Dichos cuadros pueden ser graves61 y cursar con estado de ánimo triste, disforia, irritabilidad, desesperanza e ideación autolítica. Son cuadros frecuentes tanto en los servicios de urgencia hospitalarios como ambulatorios58, que suelen remitir bastante rápidamente (en 4-6 semanas) una vez realizada la desintoxicación62.
5. Suicidio
El consumo de alcohol (sobre todo de bebidas destiladas) parece asociarse con un incremento del riesgo de suicidio, de modo que la probabilidad de suicidio en pacientes alcohólicos es unas 60-120 veces mayor que en la población general57. El suicidio constituye la segunda o tercera causa de muerte en adolescentes y jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y 34 años, habiéndose incrementado, más del doble, las tasas de suicidio en estos grupos de edad durante las últimas décadas. Dicho incremento se ha asociado con un aumento del abuso de alcohol por dicha población63. Las pérdidas sociales recientes, los efectos depresógenos, tóxicos y desinhibidores del alcohol, así como los rasgos de personalidad, pueden contribuir a los comportamientos suicidas57. Por otra parte, la psicopatología comórbida, frecuente en adolescentes con uso y/o abuso de alcohol, incrementa sustancialmente el riesgo de comportamientos suicidas63.
6. Trastornos de ansiedad
A pesar de que el alcohol es una sustancia depresora del SNC, los trastornos de ansiedad son frecuentes entre los consumidores crónicos de alcohol. Dicho cuadro se caracteriza por la existencia de estados de ansiedad paroxísticos parecidos a las crisis de angustia, que se relacionan tanto con la ingesta como con la intoxicación57, 64. Existen también cuadros de mayor duración que pueden confundirse con el trastorno de ansiedad generalizada64. Estos cuadros suelen ser transitorios y remitir con una abstinencia superior a dos semanas65.
7. Trastornos del sueño
Pueden aparecer tanto en relación con los períodos de intoxicación aguda como con períodos de abstinencia y, aunque en ocasiones pueden persistir durante meses, lo más frecuente es que se resuelvan con la solución de la situación desencadenante.
1. Intoxicación etílica atípica o patológica
Esta entidad se encuentra ya descrita en el capítulo previo sobre intoxicación alcohólica y abstinencia.
2. Trastornos psicóticos
Dentro de los cuadros psicóticos inducidos por el alcohol pueden incluirse los siguientes: delirium (ya tratado en el capítulo previo), la alucinosis alcohólica y el trastorno delirante inducido por el alcohol.
La alucinosis alcohólica suele aparecer en personas, sobre todo varones, con dilatada historia de abuso o dependencia alcohólica. Este cuadro puede tener un inicio agudo o subagudo, generalmente asociado a periodos de reducción del consumo de alcohol. Se caracteriza por la aparición, de forma brusca, de alteraciones sensoperceptivas, siendo lo más frecuente alucinaciones de tipo auditivo: voces acusatorias o amenazantes, que suelen acompañarse de ideación delirante de referencia escasamente sistematizada, ansiedad intensa y riesgo de auto o hetero-agresión (en «defensa propia»)57. No suelen existir alteraciones del curso del pensamiento, alteraciones del nivel de conciencia, ni suele haber incongruencia con el estado de ánimo. Generalmente, el pronóstico suele ser bueno, remitiendo el cuadro con la abstinencia, aunque en ocasiones pueden persistir de forma crónica, especialmente cuando se han repetido episodios similares58.
El trastorno delirante inducido por el alcohol es un trastorno que acompaña al consumo de alcohol o que acontece inmediatamente después de dicho consumo. Se caracteriza por la presencia de alucinaciones principalmente auditivas, falsos reconocimientos, ideas delirantes de tipo persecutorio o celotípico, estados emocionales anormales y trastornos psicomotores (excitación o estupor)59. Puede acompañarse de riesgo de auto o hetero-agresión, que puede ser contra la pareja cuando las ideas delirantes son de tipo celotípico57. Lo característico es que el trastorno se resuelva parcialmente en un mes y completamente en seis meses. En el tratamiento se incluye tanto la abstinencia alcohólica como la prescripción de antipsicóticos. Es importante realizar el diagnóstico diferencial con la esquizofrenia, cuya evolución en el tiempo es mayor de seis meses. Además, no se diagnosticará un trastorno psicótico si existe alteración de la conciencia, valorando entonces un posible síndrome de abstinencia, ni cuando exista intoxicación aguda.
3. Síndrome amnésico
Se trata de un síndrome en el que desde el punto de vista cognitivo, tan sólo se ve afectada la memoria. Se caracteriza por una pérdida transitoria de la misma que habitualmente ocurre tras la intoxicación. Las formas más típicas de presentación son en «bloque», con incapacidad para recordar nada de lo ocurrido en un determinado periodo, o «en lagunas», sin límites claros, pudiendo el individuo recordar aspectos parciales de lo ocurrido durante ese período. También suele haber una afectación del sentido de temporalidad, es decir, el individuo no es capaz de ordenar cronológicamente los acontecimientos. Estas alteraciones de la memoria ocurren más frecuentemente en estadios avanzados de la dependencia.
4. Trastornos del humor (afectivos)
El consumo excesivo y continuado de alcohol puede inducir sintomatología afectiva transitoria en personas sin antecedentes de depresión60. Dichos cuadros pueden ser graves61 y cursar con estado de ánimo triste, disforia, irritabilidad, desesperanza e ideación autolítica. Son cuadros frecuentes tanto en los servicios de urgencia hospitalarios como ambulatorios58, que suelen remitir bastante rápidamente (en 4-6 semanas) una vez realizada la desintoxicación62.
5. Suicidio
El consumo de alcohol (sobre todo de bebidas destiladas) parece asociarse con un incremento del riesgo de suicidio, de modo que la probabilidad de suicidio en pacientes alcohólicos es unas 60-120 veces mayor que en la población general57. El suicidio constituye la segunda o tercera causa de muerte en adolescentes y jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y 34 años, habiéndose incrementado, más del doble, las tasas de suicidio en estos grupos de edad durante las últimas décadas. Dicho incremento se ha asociado con un aumento del abuso de alcohol por dicha población63. Las pérdidas sociales recientes, los efectos depresógenos, tóxicos y desinhibidores del alcohol, así como los rasgos de personalidad, pueden contribuir a los comportamientos suicidas57. Por otra parte, la psicopatología comórbida, frecuente en adolescentes con uso y/o abuso de alcohol, incrementa sustancialmente el riesgo de comportamientos suicidas63.
6. Trastornos de ansiedad
A pesar de que el alcohol es una sustancia depresora del SNC, los trastornos de ansiedad son frecuentes entre los consumidores crónicos de alcohol. Dicho cuadro se caracteriza por la existencia de estados de ansiedad paroxísticos parecidos a las crisis de angustia, que se relacionan tanto con la ingesta como con la intoxicación57, 64. Existen también cuadros de mayor duración que pueden confundirse con el trastorno de ansiedad generalizada64. Estos cuadros suelen ser transitorios y remitir con una abstinencia superior a dos semanas65.
7. Trastornos del sueño
Pueden aparecer tanto en relación con los períodos de intoxicación aguda como con períodos de abstinencia y, aunque en ocasiones pueden persistir durante meses, lo más frecuente es que se resuelvan con la solución de la situación desencadenante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario