Es de sobra conocido que la publicidad es uno de los factores que inciden en el consumo de cualquier producto, promocionándolo, dándolo a conocer, haciéndolo atractivo y apetecible, ejerciendo además una gran influencia social en la adopción de ciertos estilos de vida, y valores; y esta es también la estrategia de que se sirve la industria de bebidas alcohólicas para promover su consumo.
Los medios de comunicación tienen cada vez mayor peso en la transmisión de valores a través de sus textos e imágenes, relacionando, por ejemplo, el consumo de una bebida con la adquisición de los valores deseados. De ahí, la enorme influencia que la publicidad tiene en la toma de decisiones de consumo.
El interés que para las industrias tiene la captación de nuevos consumidores ha hecho de los adolescentes y los jóvenes un colectivo diana de la publicidad. Ello se refleja por una parte en los argumentos, significados y valores de los anuncios de bebidas alcohólicas, frecuentemente asociados al ocio juvenil, al ambiente de la noche, a la mejora de la relación grupal, entre sexos, etc. Y por otra en la utilización por parte de las empresas publicitarias de aquellos medios o soportes más afines al público juvenil como son la televisión y la radio, esta última sobre todo a través de los programas deportivos y las radio fórmulas musicales.
Se introducen cargas emocionales buscando la empatía y la identificación de los espectadores con los protagonistas del anuncio y, aprovechando que el consumo de alcohol es una conducta normalizada y arraigada en nuestra sociedad, que se identifica con lo cotidiano, con el ocio y la diversión, convierte a las bebidas alcohólicas en un elemento recurrente para guionistas y productores tanto de series de ficción como de magazines y realities.
La publicidad de bebidas alcohólicas contribuye, pues, a instaurar una
imagen de normalidad del consumo entre adolescentes y jóvenes, disminuyendo la percepción que estos tienen del riesgo asociado al consumo de alcohol.
Se dispone de un acervo normativo tanto estatal como autonómico que restringe y limita, aunque de modo no uniforme, la publicidad de bebidas alcohólicas en cuanto a su contenido, a los lugares en los que se permite o no esta publicidad y en cuanto a los medios o soportes utilizados.
Estas restricciones influyen de modo evidente en la configuración del mercado publicitario de bebidas alcohólicas, que se va adaptando y desarrollando en virtud de las restricciones impuestas por la normativa, entre otras cosas.
Así, surgen nuevas técnicas de publicidad (emplazamiento de productos en series, patrocinio de secciones y programas) que la industria publicitaria utiliza para salvar los límites, acercarse más al espectador y también esquivar la legislación y las recomendaciones en materia de publicidad, e incluso los acuerdos voluntarios de autorregulación realizados por las propias empresas interesadas en el sector.
Por otra parte, la Comisión Europea adoptó el 13 de Diciembre de 2005 una propuesta legislativa para la revisión de la Directiva de la Televisión sin fronteras (Directiva 89/552/CEE, vigente) con el propósito de modernizar esta última, que afecta a la publicidad de las bebidas alcohólicas.
Los medios de comunicación tienen cada vez mayor peso en la transmisión de valores a través de sus textos e imágenes, relacionando, por ejemplo, el consumo de una bebida con la adquisición de los valores deseados. De ahí, la enorme influencia que la publicidad tiene en la toma de decisiones de consumo.
El interés que para las industrias tiene la captación de nuevos consumidores ha hecho de los adolescentes y los jóvenes un colectivo diana de la publicidad. Ello se refleja por una parte en los argumentos, significados y valores de los anuncios de bebidas alcohólicas, frecuentemente asociados al ocio juvenil, al ambiente de la noche, a la mejora de la relación grupal, entre sexos, etc. Y por otra en la utilización por parte de las empresas publicitarias de aquellos medios o soportes más afines al público juvenil como son la televisión y la radio, esta última sobre todo a través de los programas deportivos y las radio fórmulas musicales.
Se introducen cargas emocionales buscando la empatía y la identificación de los espectadores con los protagonistas del anuncio y, aprovechando que el consumo de alcohol es una conducta normalizada y arraigada en nuestra sociedad, que se identifica con lo cotidiano, con el ocio y la diversión, convierte a las bebidas alcohólicas en un elemento recurrente para guionistas y productores tanto de series de ficción como de magazines y realities.
La publicidad de bebidas alcohólicas contribuye, pues, a instaurar una
imagen de normalidad del consumo entre adolescentes y jóvenes, disminuyendo la percepción que estos tienen del riesgo asociado al consumo de alcohol.
Se dispone de un acervo normativo tanto estatal como autonómico que restringe y limita, aunque de modo no uniforme, la publicidad de bebidas alcohólicas en cuanto a su contenido, a los lugares en los que se permite o no esta publicidad y en cuanto a los medios o soportes utilizados.
Estas restricciones influyen de modo evidente en la configuración del mercado publicitario de bebidas alcohólicas, que se va adaptando y desarrollando en virtud de las restricciones impuestas por la normativa, entre otras cosas.
Así, surgen nuevas técnicas de publicidad (emplazamiento de productos en series, patrocinio de secciones y programas) que la industria publicitaria utiliza para salvar los límites, acercarse más al espectador y también esquivar la legislación y las recomendaciones en materia de publicidad, e incluso los acuerdos voluntarios de autorregulación realizados por las propias empresas interesadas en el sector.
Por otra parte, la Comisión Europea adoptó el 13 de Diciembre de 2005 una propuesta legislativa para la revisión de la Directiva de la Televisión sin fronteras (Directiva 89/552/CEE, vigente) con el propósito de modernizar esta última, que afecta a la publicidad de las bebidas alcohólicas.
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