Si eres de los que acostumbran tomar bebidas embriagantes sin parar cada fin de semana ¡ten cuidado! Podrías estar afectando a tu cuerpo más de lo que te imagina
ESPAÑA.- Viernes, sábado, domingo… Algunos jóvenes, incluso, comienzan el desenfreno etílico desde el jueves. Las consecuencias son nefastas: un deterioro precoz de sus capacidades cerebrales y un mayor riesgo de ser alcohólicos cuando sean mayores.
Tanto los padres como sus hijos deben ser conscientes del riesgo que entraña la arraigada costumbre social de “beber el fin de semana” y no quitarle importancia al asunto.
Las neuronas de los adolescentes y jóvenes les estarán muy agradecidas, si dejan de exponerlas a los efectos del consumo de alcohol, una conducta cada vez más extendida en la juventud. Beber cuatro o cinco copas de viernes a domingo con el estómago vacío puede dañar el cerebro, y se relaciona con una perdida de memoria, atención, autocontrol y capacidad de planificación y, por si fuera poco, predispone a convertirse en alcohólico.
Según comenta la investigadora Consuelo Guerri, jefa del Laboratorio de Patología Celular del Centro de Investigaciones Príncipe Felipe, ubicado en la Comunidad de Valencia (España).
“Los perjuicios cognitivos del alcohol son irreversibles porque el cerebro está en formación hasta los 21 años de edad”, según confirman sus trabajos de laboratorio realizados con ratas.
“Si un joven empieza a beber los fines de semana a los 13 años, en plena pre-adolescencia, tiene un 25 por ciento de posibilidades de “engancharse” a la bebida cuando sea adulto, mientras que si se inicia en la bebida a los 21 años, la probabilidad se reduce al 5 por ciento”, añade la experta. La razón de este fenómeno, al parecer, radica en que entre los 13 y los 21 años el sistema nervioso y neuronal de la persona se halla en proceso de maduración y los posibles daños cognitivos que acarrea el llamado “alcoholismo de fin de semana”, ya no pueden repararse más adelante. En su laboratorio, la doctora Guerri ha experimentado con ratas a las que daba alcohol para demostrar el perjuicio de esta sustancia en grandes cantidades y en un lapso corto. Al llegar a la edad adulta, los roedores alcoholizados seguían teniendo problemas para salir de los laberintos en que los metían, detectar cambios de objetos en su entorno espacial o encontrar su comida, todos indicios de su deterioro cerebral.
Los riesgos de una copa de más
Beber alcohol en exceso durante los fines de semana, puede provocar en el cerebro juvenil daños similares a los que padecen los bebedores crónicos en periodos más prolongados, y en algunos casos pueden ser equiparados a los adultos que consumen alcohol de forma regular.
Esta es una de las conclusiones de otra investigación sobre los efectos del alcoholismo de fin de semana en la corteza pre-frontal, elaborada por el equipo del neuropsicólogo Luis Miguel García-Moreno. Esta zona del cerebro es la que se encarga, entre otros cometidos, de tomar decisiones, planificar las acciones o solucionar los problemas.
“Además, esta subzona cerebral es la que más tarda en madurar, de modo que durante la adolescencia y la juventud temprana aún se está desarrollando”, señala también Luis Miguel García-Moreno. Según el experto, “uno de los efectos menos conocidos y más nocivos del consumo abusivo de alcohol en la adolescencia es que hace que los jóvenes sean cada vez más resistentes al alcohol, es decir que sufran menos malestar al consumirlo y se vayan acostumbrando a éste, pese al daño en el hígado, el sistema digestivo y el nervioso, que les produce”. Para obtener estos resultados, los investigadores reunieron a sesenta y dos estudiantes universitarios menores de veinte años, a quienes dividieron en tres grupos según sus hábitos de consumo de alcohol. Después les sometieron a distintas pruebas y compararon los resultados, que en general fueron peores en aquellos que consumen alcohol en exceso de viernes a domingo. (Efe)
¿Cómo bebe la población mexicana?
Según datos de la Encuesta Nacional de Adicciones realizada en el 2008, la población mexicana no bebe diario o casi diario: 8 de cada 1 000 personas informaron consumir todos los días, en una proporción de 7.5 hombres por cada mujer. Este tipo de consumo aumenta con la edad; por ejemplo, es 3.4 veces más frecuente en hombres mayores de 50 años que en aquellos que tienen entre 18 y 29.
La cerveza es la bebida de preferencia de la población mexicana. Le siguen los destilados y, en una proporción significativamente menor, el vino de mesa y las bebidas preparadas. El pulque es consumido por una proporción menor de la población, pero su consumo prevalece. El consumo de alcohol de 96° y de aguardiente es bajo. El orden de preferencia por tipo de bebida es similar entre hombres y mujeres. La mayor diferencia entre sexos se observa en el consumo de aguardiente y de alcohol de 96°: 8.5 hombres los consumen por cada mujer que lo hace. En los adolescentes, el orden de preferencia cambia, ya que prefieren bebidas preparadas más que el vino.
Las diferencias entre hombres y mujeres son menores que en la población mayor de 17 años, con excepción de las bebidas preparadas, el pulque y el aguardiente/alcohol de 96°; en relación con éstas, se observa una mayor diferencia entre hombre y mujeres adolescentes. Las cifras de consumo por tipo de bebida varían según los grupos de edad.
El mayor consumo de cerveza, de destilados, de vino y de bebidas preparadas ocurre entre los 18 y los 29 años.
Pero el gusto por las bebidas preparadas disminuye en forma importante después de los 29 años.
Los efectos del alcohol
Si un joven empieza a beber los fines de semana a los 13 años, en plena pre-adolescencia, tiene un 25 por ciento de posibilidades de engancharse a la bebida cuando sea adulto.
El consumo de alcohol en exceso durante los fines de semana, puede provocar en el cerebro juvenil daños similares a los que padecen los bebedores crónicos en periodos más prolongados.
Beber cuatro o cinco copas de viernes a domingo con el estómago vacío ha sido relacionado con una perdida de memoria, atención, autocontrol y capacidad de planificación.
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