lunes, 20 de diciembre de 2010

Estrategias en el tratamiento de desintoxicación alcohólica.

Resumen

El alcoholismo es uno de los problemas más graves con los que se enfrentan los sistemas de salud, tanto por el alto grado de morbilidad como por el índice de discapacidad y por las complicaciones médicas y psicosociales. La fase de desintoxicación supone la piedra angular en el tratamiento del paciente alcohólico.

Partimos de una revisión bibliográfica crítica del TDA y de una discusión teórica de las dimensiones que ha de atender un tratamiento eficaz.

Proponemos una secuencia de fases con características propias ( proceso diagnóstico y primeras medidas, decisiones médicas y psicoterápicas, coordinación multiprofesional del tratamiento, planificación del alta y seguimiento) y discutimos un conjunto de técnicas adaptadas a cada fase del tratamiento (arsenal farmacológico, estandarización de la exploración, trabajo de motivación, prevención secundaria). Proponemos un protocolo de tratamiento escalonado para los diferentes cuadros en orden a su gravedad; éste incluye fármacos eficaces (clometiazol, diazepam, tiapride, clonidina, carbamacepina, haloperidol, disulfiram, acamprosato y naltrexona) así como técnicas psicoterápicas (terapia grupal de confrontación constructiva, análisis de los mecanismos de defensa patológicos, self-management guiado por una reorientación de valores y por técnicas de modificación de conducta).

El TDA tiene una dimensión fundamentalmente médica pero su éxito depende de un plan terapéutico multidimensional, pluriprofesional y personalizado que incluya un trabajo de motivación a la abstinencia así como una profilaxis de recaída.

Para acceder al texto completo es necesario suscribirse en la revista: socidrogalcohol.psiquiatria.com/adicciones/index.html

Abstract

Due to high morbidity as well as severe medical and psychosocial consequences, alcoholism is one of our society’s most serious health and social problems. Inpatient detoxification is probably the decisive phase in the whole treatment strategy.

We review the related literature and discuss the relevant dimensions of alcohol-withdrawal syndrome treatment strategies.

Our discussion is based on an incremental treatment program with specified characteristics at each stage. The stages include: diagnostic process, first measures after admission, medical and psychotherapeutic issues, treatment coordination, and finally, discharge and follow-up planning. We advocate appropriate measures at each stage (pharmacology, examination guide, motivation program, relapse prevention). After reviewing the most prevalent pharmaceutical treatments for alcohol withdrawal, we outline recommended treatments according to the degree of withdrawal, from mild symptoms to delirium tremens. Some drugs were effective, such as: clomethiazole, haloperidol, carbamazepine, tiapride, diazepam, clonidine, disulfiram, acamprosate and naltrexone. There were also effective psychotherapeutic approaches (group psychotherapy with confrontation techniques, defence-mechanism analysis, selfmanagement led by value reorientation and behaviour therapy).

The treatment of alcohol-withdrawal syndrome entails a substantial medical component, but its success also depends upon a multidimensional and personalised treatment plan. The treatment must include an abstinence-motivation program and address relapse-prevention issues, beginning during the hospital stay and continuing as an outpatient strategy.

REHABILITACION DE ALCOHOLICOS. DEPENDENCIA DE ALCOHOL (ALCOHOLISMO)

El alcohol es un depresor del sistema nervioso central. Actúa en muchos lugares del cuerpo, como la formación reticular, la médula espinal, el cerebelo y la corteza cerebral, así como en muchos sistemas neurotransmisores. 

En el sistema nervioso central, el alcohol interviene en los procesos en los que ciertas células nerviosas reciben órdenes para activarse o excitarse. Igualmente, estimula los procesos por los que determinadas células nerviosas disminuyen su actividad. Así, el alcohol actúa como un inhibidor bioquímico no específico de la actividad del sistema nervioso central, y por eso entre los efectos del consumo de alcohol están la relajación o la reducción de la ansiedad.

Dependencia o Adicción al alcohol: la Rehabilitación de Alcohólicos

La dependencia al alcohol (alcoholismo), también llamada alcoholismo, es una forma crónica de abuso de alcohol que tiene efectos fisiológicos, de conducta y cognitivos: cuando se toma alcohol repetidamente, y durante un periodo de tiempo prolongado, el cerebro se adapta a su uso, esto es, el cuerpo se vuelve tolerante al alcohol y depende de él para mantener algunas de sus funciones.

Esta adaptación del cerebro al alcohol significa que cada vez es menos sensible a los efectos del consumo, por lo que la dosis debe incrementarse gradualmente para obtener el mismo efecto de las primeras ingestas de alcohol. A medida que las neuronas se van adaptando a dosis cada vez más altas de esta sustancia, funcionan de forma aparentemente normal a pesar de estar “bañadas” en alcohol. En este estado, cuando el efecto de una dosis apenas ha desaparecido, puede haber ya causado efectos severísimos en el comportamiento, o incluso la muerte. En definitiva, se ha desarrollado una tolerancia al alcohol.

La dependencia, que se acompaña normalmente de la tolerancia, se vuelve manifiesta y, por tanto, puede ser observada cuando hay una abstinencia en el consumo de alcohol. Cuando una sustancia adictiva se administra repetidas veces en un intervalo que produce tolerancia, el cerebro se adapta a la presencia de la droga (es decir, hay una neuroadaptación). La normalidad aparente de las funciones cerebrales enmascaran así un cambio neuroquímico subyacente que sólo se manifiesta si se deja de consumir el alcohol bruscamente, ya que con la interrupción del consumo emergen los desórdenes cerebrales, conocidos como síndrome de abstinencia. Así, se experimentan síntomas como estallidos de actividad eléctrica en el cerebro, convulsiones y a veces fenómenos psicóticos como alucinaciones, que hacen evidentes los cambios cerebrales que permanecían ocultos mientras se bebía. Los síntomas de esta abstinencia desaparecen al volver a consumir alcohol, y este hecho es el que hace que sea duro para los dependientes al alcohol dejar de consumirlo, porque saben que al beber de nuevo sentirán un alivio inmediato de los síntomas. Pero este alivio significa que su organismo ya solo funciona “normalmente” con la presencia del alcohol, es decir, se ha vuelto dependiente del alcohol.

A menudo la dependencia del alcohol no se detecta durante años. La facilidad con que se consiguen las bebida alcohólicas y la manera en que se consumen (las pautas sociales) parecen ser factores importantes en la probabilidad de que una persona llegue a ser dependiente del alcohol. Pero también puede haber un componente genético, porque en algunas familias el alcoholismo se repite entre varios de sus miembros. De todas formas, no hay seguridad de que estas repeticiones no sean consecuencia de comportamientos aprendidos.
En resumen, la dependencia al alcohol...   
Es un estado por el que un organismo sólo funciona “normalmente” si hay presencia de alcohol en él, y que se manifiesta en forma de alteraciones psíquicas cuando se deja de consumir alcohol (síndrome de abstinencia)

Síntomas de la dependencia al alcohol (Alcoholismo)

El diagnóstico de dependencia al alcohol (Alcoholismo) se puede hacer si se han experimentado o manifestado alguna vez durante el último año tres o más de los siguientes síntomas:
  • Estrechamiento del repertorio personal de pautas de consumo de alcohol (por ejemplo, beber sólo una marca o tipo de bebida alcohólica, o tendencia a beber alcohol de la misma manera los días laborables y los fines de semana a pesar de las limitaciones sociales que marcan cuál es la conducta apropiada para beber)
  • Beber cantidades excesivas de alcohol de manera frecuente
  • Ajustar el comportamiento a la búsqueda de alcohol (ir únicamente a eventos sociales donde se beba, o salir sólo con personas que beban)
  • Incapacidad de limitar el consumo de alcohol a pesar de la aparición de complicaciones médicas, psicológicas o sociales
  • Abandono progresivo de intereses o diversiones alternativas a las ligadas al consumo de alcohol
  • Incremento del tiempo necesario para tomar alcohol o para recuperarse de sus efectos
  • Tolerancia al alcohol: tener que beber cada vez más alcohol para conseguir los mismos efectos. Mayores dosis de alcohol son necesarias para conseguir los efectos que antes se conseguían con dosis más pequeñas (ejemplos claros de tolerancia se pueden ver en personas dependientes del alcohol que pueden tomar dosis diarias suficientes para incapacitar o matar a consumidores no tolerantes)
  • Síntomas de abstinencia: experimentar síntomas físicos después de pasar un periodo corto de tiempo sin beber. Entre estos síntomas encontramos ansiedad, agitación, dolor de cabeza, alteraciones auditivas, nauseas y vómitos, “nublamiento” sensorial , ataques, delirio, alteraciones táctiles, diaphoresis, temblores, signos vitales elevados o alteraciones visuales
  • Beber para aliviar o evitar los síntomas de abstinencia (por ejemplo beber para parar los temblores o para “curar” una resaca)
  • Volver a beber después de un periodo de abstinencia (haber decidido dejar de beber y no haberlo conseguirlo)
  • Ser consciente, subjetivamente, de la compulsión por beber alcohol (se admita a otros o no)
Las personas que han desarrollado dependencia del alcohol requieren generalmente ayuda externa para dejar de beber, que normalmente incluye desintoxicación y tratamiento médico, es decir, ingresar en un programa de rehabilitación de alcohólicos.

Efectos de la dependencia alcohol (Alcoholismo)

Los efectos físicos del alcohol a largo plazo son:
  •   Pancreatitis o inflamación del páncreas
  •   Enfermedades del corazón, entre ellas enfermedad coronaria
  •   Neuropatías o daños en los nervios
  •   Varices sangrantes en el esófago, o venas dilatadas en el tubo que conecta la traquea y el estómago
  •   Degeneración cerebral y neuropatía alcohólica
  •   Cirrosis del hígado, una enfermedad crónica que causa la destrucción de las células y la pérdida de la función del hígado
  •   Presión sanguínea alta
  •   Incremento de la incidencia de muchos tipos de cáncer, entre ellos el de mama
  •   Deficiencias nutricionales
Los problemas de salud mental también son comunes cuando hay alcoholismo, con el riesgo de que un problema mental puede conducir o reforzar a otro diferente.
La depresión es una causa frecuente de alcoholismo, ya que, una persona deprimida busca la manera de salir de sus problemas o un alivio a su insomnio. Desafortunadamente, el propio alcohol es un depresivo, por lo que el problema, lejos de disminuir, se complica. Otros problemas psíquicos producto de la dependencia al alcohol son:
  •   Síndrome de Wernicke-Korsakoff's, un desorden neuropsiquiátrico causado por la deficiencia de tiamina, como consecuencia de las carencias nutricionales en alcohólicos
  •   Deterioro de la memoria
  •   Déficit de atención
Por ultimo, la dependencia al alcohol produce daños significativos en otros ámbitos de la vida como el ocupacional, social e interpersonal (como, por ejemplo, disfunción sexual).

Dada la magnitud de esta enfermedad y las implicaciones de todo tipo, la rehabilitación de alcohólicos debe realizarse en las mejores condiciones posibles. En las clínicas de desintoxicación de alcohólicos, el paciente cuenta con todos los recursos necesarios para conseguir una rehabilitación completa. Mediante este tratamiento avanzado es posible la rehabilitación de alcohólicos y su recuperación personal y social.

COMO DEJAR EL ALCOHOL Y SINDROME DE ABSTINENCIA EN EL ALCOHOLISMO

El alcohol es un depresor del sistema nervioso central. Actúa en la mayoría, si no en todas las estructuras cerebrales, como la formación reticular, la médula espinal, la corteza cerebral, el cerebelo, afectando a muchos neurotransmisores.

En el sistema nervioso central, el alcohol interfiere en el proceso por el que determinadas células nerviosas reciben órdenes para activarse, a la vez que acelera los procesos por los que las células nerviosas reciben mensajes para frenar su actividad. Así, el alcohol actúa como un inhibidor bioquímico de la actividad del sistema nervioso central y por eso, entre sus efectos, están la sedación y la reducción de la ansiedad. Estos efectos son los principales sobre los que debe actuar cualquier tratamiento para dejar el alcohol, como los que se aplican en los centros de desintoxicación del alcoholismo.

La Abstinencia de Alcohol y el Síndrome de Abstinencia en el Alcoholismo

En la sociedad contemporánea, el consumo recreativo de alcohol se ha extendido por todos los ámbitos sociales y es aceptado en muchas culturas como una costumbre integradora y festiva. Pero con el incremento de este consumo ha surgido también un complejo problema de salud pública: la dependencia y adicción al alcohol (alcoholismo), una enfermedad con consecuencias graves para la salud del adicto, así como para su entorno familiar y social. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre el 40 y el 60 por ciento de las muertes por lesiones producidas en Europa están relacionadas con el consumo de alcohol (alcoholismo).

La adicción al alcohol, aunque todavía se considere erróneamente como un asunto de falta de voluntad o de carácter, es una entidad mórbida que escapa del control del enfermo y que requiere tratamiento para dejar el alcohol y el consumo compulsivo de esta sustancia. El tratamiento de alcohol, bajo esta consideración, se enfrenta a uno de los principales obstáculos para la recuperación del paciente: el síndrome de abstinencia.

Los síntomas de abstinencia al alcohol (Sindrome de abstinencia) aparecen porque una vez en el cerebro, el alcohol afecta a unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores que controlan el flujo de información entre las células cerebrales llamadas neuronas, relacionadas entre sí por las sinapsis, y que por esta neuroadaptación patológica que provoca el alcohol, terminan alterando el comportamiento, el pensamiento y los sentimientos de las personas.

Con el consumo crónico de alcohol, estos neurotransmisores se ven afectados y el cerebro experimenta un cambio en su estructura y funciones, de manera que sólo puede funcionar “normalmente” con la presencia de alcohol. La persona cuyo cerebro se ha habituado al alcohol necesita aumentar cada vez más su consumo (tolerancia) para obtener los efectos de las primeras veces que bebió, con la consecuencia de que al dejar de beber abruptamente, afloran los desórdenes cerebrales causados durante el consumo y que estaban ocultos por esa aparente “normalidad”. Esos desórdenes, que causan los síntomas de abstinencia, sólo disminuyen o desaparecen cuando se vuelve a ingerir alcohol. Por esta razón, es difícil para un adicto dejar de beber alcohol, cuando sabe que encontrará remedio para su síndrome de abstinencia gracias al consumo de alcohol.

Síntomas del Síndrome de Abstinencia en el Alcoholismo al Dejar el Alcohol

Los sintomas de la abstinencia son los opuestos a los efectos farmacológicos del consumo de alcohol. Tal como se ha señalado más arriba, el alcohol inhibe la actividad del sistema nervioso central y por tanto produce sedación. Durante el síndrome de abstinencia el sistema nervioso central experimenta el efecto contrario: se aumentan los procesos activadores a la vez que se disminuyen los procesos depresores. Estos cambios producen una sobreactivación del sistema nervioso central que se experimenta dolorosamente por el paciente, como el síndrome de abstinencia.

En esta sobreactivación, que ha sido observada en investigaciones clínicas en pacientes con síntomas de abstinencia moderados, se experimenta hiperactividad del sistema nervioso simpático y un incremento, que puede ser tóxico para las células nerviosas, de la producción de hormonas como el cortisol y la norepinefrina. Se ha visto, incluso en personas que sólo ocasionalmente abusan del alcohol, que la resaca de la “mañana después” es realmente una forma suave de los síntomas de abstinencia mientras la cantidad de alcohol en la sangre va disminuyendo.

En algunos pacientes que tienen una menor dependencia química, los síntomas de abstinencia de alcohol pueden ser tan “suaves” como experimentar temblores, sudores, nauseas, dolores de cabeza, ansiedad o incremento del ritmo cardiaco y de la presión sanguínea. Aunque estos síntomas son incómodos, no necesariamente son peligrosos. Pero frecuentemente vienen acompañados de un fuerte deseo o ansia por consumir más alcohol, por lo que la decisión de continuar en la abstinencia o dejar el alcohol se hace mucho más difícil.

Por otro lado, y muy frecuentemente cuando existe adicción al alcohol, se pueden experimentar alucinaciones entre las seis y las cuarenta y ocho horas después de dejar de beber. Normalmente son alucinaciones visuales, pero pueden comprender sonidos y olores, y durar desde unas horas hasta semanas. También en este periodo de abandonar el consumo o dejar el alcohol, pueden aparecer convulsiones. Estos síntomas pueden derivar en delirium tremens.

El delirium tremens por abstinencia alcohólica comienza habitualmente entre las 48 y las 72 horas posteriores a la última ingesta de alcohol y es precedido de los síntomas tempranos de la abstinencia, aunque estos pueden quedar enmascarados o retardados por otras enfermedades o medicaciones. Los signos de hiperactividad simpática (como taquicardia, hipertensión, fiebre y sudoración excesiva) son frecuentemente profundos y son las principales marcas del delirium tremens, junto con otros como confusión profunda, desorientación y graves alteraciones cardiovasculares. Una vez que el delirium tremens comienza, pueden producirse convulsiones muy graves, ataques al corazón y apoplejías que pueden ser mortales. El promedio de muertes es de entre un 1% y un 5%, y se incrementa con un diagnóstico tardío del alcoholismo, tratamiento inadecuado y condiciones médicas concurrentes.

Por estas razones, un tratamiento de desintoxicación de alcohol sin un adecuado manejo médico y un apropiado nivel de cuidados de enfermería constituyen un alto riesgo para la salud e incluso para la vida de las personas dependientes del alcohol. Por otro lado, síndromes de abstinencia repetidos y sin un tratamiento adecuado podrían producir futuros síntomas de abstinencia de mayor gravedad. Muchos investigadores creen que los alcohólicos que no pueden dejar el alcohol y sufren recaídas, deben recibir terapia farmacológica para controlar los síntomas de abstinencia y reducir así el riesgo de posibles ataques y daños cerebrales para dejar el alcohol sin dolor.
ALCOHOLISMO. SÍNTOMAS DE LA ABSTINENCIA ALCOHOL
(Sindrome de Abstinencia)
 • Ansiedad, agitación
 • Dolor de cabeza
 • Alteraciones auditivas
 • Náuseas y vómitos
 • Disminución de las sensaciones
 • Ataques
 • Delirium tremens
 • Alteraciones táctiles
 • Sudoración excesiva
 • Temblores
 • Signos vitales elevados
 • Alteraciones visuales
 • Ansia de consumo (craving)

Como dejar el Alcohol: La Desintoxicación del Alcoholismo sin Síndrome de Abstinencia es posible

En definitiva, el síndrome de abstinencia es un obstáculo fundamental para la recuperación de la adicción al alcohol. Sin embargo, la desintoxicación sin síndrome de abstinencia es posible. El síndrome de abstinencia del alcohol no es un comienzo ineludible de todo tratamiento para dejar el alcohol o superar la dependencia del alcohol, como se ha comprobado en los tratamientos avanzados, sino que por el contrario, puede ser evitado con una concreta y específica intervención. 

Para evitar el síndrome de abstinencia, es necesario recuperar las funciones cerebrales que han resultado dañadas por la adicción al alcohol. Pero esto no es posible simplemente con una desintoxicación “tradicional” o simplemente con dejar el alcohol. Las neuronas deben ser recuperadas con una intervención farmacológica que permita que el paciente no sufra, ni síntomas de abstinencia ni ansia de consumo, y que más allá de este procedimiento, permita también una recuperación de los procesos cognitivos y afectivos que han sido dañados, como la retención, la capacidad para leer, la conciencia o la serenidad.

Desintoxicación del Alcohol

¿Qué es el alcoholismo?

El alcoholismo es una enfermedad crónica producida por el consumo incontrolado de bebidas alcohólicas que interfiere en la salud física y mental, en las relaciones sociales y familiares así como en las responsabilidades laborales.

El alcoholismo se produce como el resultado de beber demasiado durante un periodo de tiempo, la duración del cual dependerá de la naturaleza del individuo en particular.

Se entiende por beber demasiado, cualquier tipo de consumo de alcohol que incremente el riesgo de sufrir consecuencias negativas (física, psicológica o socialmente) a corto o largo plazo.


¿Cuándo se bebe demasiado?

Cuando se cumplen algunas de las siguientes condiciones:

1. Cuando se consume en los límites de riesgo, calculados en Unidades de Bebida Estándar (UBE) máximo 4 UBE al día para los hombres y 2 UBE al día para las mujeres. Equivalen a 1 UBA: una copa de cava, un vaso de vino, una caña. Equivalen a 2 UBE un combinado, una copa de brandy, un whisky.

2. Cuando la persona tiene problemas con el alcohol, ya sean físicos (hepatitis, gastritis, diabetes), psíquicos (depresión, ansiedad, falta de memoria) o sociales (conflictos familiares, bajo rendimiento laboral).

3. Cuando se bebe en circunstancias en las que está contraindicado (menores de 16 años, embarazadas, madre lactantes, conducción, trabajos en alturas, medicamentos).

4. Cuando se necesita beber para relacionarse con los demás o para afrontar problemas personales.

¿Qué es la adiccion al alcohol? ¿Como se desarrolla una adicción?

La ingesta continuada de alcohol puede generar la aparición de una adiccio al alcohol. La adiccion al alcohol es aquella pauta de comportamiento en la que se prioriza el uso de una sustancia psicoativa (en este caso, el alcohol) frente a otras conductas consideradas antes como importantes.

Existe una adiccion al alcohol física en la cual el organismo se habitúa a la presencia de la sustancia de tal manera que necesita mantener un determinado nivel en sangre para funcionar con normalidad. Cuando este nivel desciende por debajo de cierto límite aparece el síndrome de abstinencia.

Por otro lado la adiccion al alcohol psíquica es una situación en la que existe un sentimiento de satisfacción e impulso psíquico que exigen la administración regular o continua de alcohol para producir placer o evitar el malestar. Es más costoso desactivar la dependencia psíquica que la física ya que requiere introducir cambios en la conducta y en las emociones del sujeto.

¿Qué es el síndrome de abstinencia?

Son el conjunto de síntomas que aparecen cuando se interrumpe la administración de la droga. En el síndrome de abstinencia alcohólico, aparecen una serie de trastornos físicos adversos: el pulso se acelera, empieza a sudar mucho, se siento inquieto, experimenta desasosiego, pueden aparecerle temblores, vómitos, alucinaciones en la mente...

Impacto del alcoholismo en el entorno social y familiar

Prácticamente todos los especialistas coinciden en la determinante incidencia del alcoholismo en la familia y entorno social del alcohólico, por lo que la consideran como una enfermedad familiar. Los miembros de la familia del alcohólico sufren tanto o más que el propio alcohólico, porque la mayoría de la veces, el enfermo, no es consciente de su patología y además la familia no lo considera como tal.

El carácter del alcohólico se modifica y aparecen una serie de manifestaciones comportamentales características de entre las que podemos citar:

o Necesidad diaria o frecuente de alcohol para su función diaria.
o Pérdida de control con incapacidad de interrumpir o reducir el consumo de alcohol.
o Bebedor solitario, frecuentemente dando excusas para beber o escondiendo su consumo
o Episodios de pérdida de memoria o violencia asociados al consumo de alcohol
o Deterioro en las relaciones sociales y familiares y en la responsabilidad laboral.
o Inexplicable mal genio
o Hostilidad o búsqueda de excusas al hablar de la bebida o del deterioro de la apariencia física
o Negarse a la ingesta de alimento, pérdida de apetito e intolerancia a toda la comida.
o Nauseas, vómitos, dolor abdominal o calambres
o Entorpecimiento, confusión y temblores.
o Enrojecimiento y capilares de la cara dilatados (especialmente en la nariz).
o Cansancio y agitación
o Insomnio

¿En que consiste la desintoxicacion al alcohol?

La persona alcohólica no puede abandonar la droga de golpe, necesitando un tratamiento médico y psicoterapéutico de soporte y desintoxicacion al alcohol, de lo contrario puede sufrir un severo cuadro de abstinencia que puede llegar a producirle alucinaciones, convulsiones e incluso a la muerte.

Cualquier paciente alcohólico que decida desintoxicarse del alcohol y tratar su enfermedad, deberá ser atendido en un centro de desintoxicacio especializado bajo atención médica.
El Centro Marenostrum es una institución privada con más de 25 años de experiencia, especializada en el tratamiento y desintoxicaciondel alcohol y adicciones en pacientes con dependencia a sustancias psicoativas: alcohol, cocaína, cannabis, benzodiacepinas y drogas de síntesis.

Después de haber realizado este tratamiento en la Garriga hace 8 años, Sol Bacharach decide dar un cambio a su vida, dejando de lado su dilatada carrera profesional y asumiendo la dirección del antiguo centro de desintoxicacion con un objetivo: Ayudar a más personas mediante este tratamiento, que ella misma recibió, convirtiéndolo en una propuesta diferente y de éxito, centrada por completo en la atención personalizada y altamente profesional, como principal motivo y razón de ser. Acababa de nacer el Centro Marenostrum.

Lo que en el año 2003 era un pequeño centro en La Garriga, ha dado lugar, sin variar su filosofía de tratamiento, a un equipo multidisciplinar integrado en la actualidad por 21 profesionales y a un tratamiento que se ha ido adaptando a los nuevos perfiles de adicciones.

El tratamiento de adicciones se basa en la terapia grupal cognitivo-conductual como eje vertebrador. Se diferencia de otros tratamientos de adicciones porque no utiliza fármacos substitutivos y por que los profesionales que componen el equipo terapéutico son expacientes. La formación teórica y la experiencia de los profesionales del centro, permiten una excelente comprensión de las necesidades del paciente, llevándole al éxito en el proceso de recuperación y mostrándole la posibilidad de vivir sin consumir... y vivir muy bien!

La recuperación neuronal en el tratamiento de desintoxicación del alcoholismo

Más allá de la desintoxicación o retirada del alcohol del organismo, es necesario recuperar en el paciente las zonas del cerebro que han sido dañadas por la adicción, es decir, es necesario que se genere un nuevo proceso de neuroadaptación, pero ahora no patológico. Así entonces, los métodos “tradicionales” de desintoxicación sirven para realizar una desintoxicación del alcoholismo y limpiar el organismo, controlando los síntomas de la abstinencia, pero no restauran esas zonas cerebrales donde el alcohol ha causado cambios neuroquímicos, con el riesgo adicional que este tipo de desintoxicaciones puedan enmascarar otros síntomas de daño cerebral. Además, hay que considerar que la medicación que generalmente se utiliza en estos procedimientos, que la mayoría de las veces se recurre a medicación derivada de las benzodiacepinas, a la larga provoca otra adicción en el paciente: a los tranquilizantes.

Esta recuperación neuronal se hace hoy en día por medio de un avanzado tratamiento de desintoxicación del alcoholismo del tipo farmacológico, llevado a cabo por profesionales de la medicina, la psicología y la enfermería y con un control y monitorización continua del paciente en un entorno hospitalario adecuado.

foto recuperación neuronal

Mediante éste procedimiento de recuperación neuronal, se actúa en los receptores cerebrales, y en sistemas y estructuras alterados por el alcohol, como la corteza cerebral, formación reticular, y el cerebelo, que además están asociadas con el síndrome de abstinencia, por lo que, al intervenir en la recuperación de estas áreas, se previene la aparición de los síntomas de abstinencia. Así, por una parte, la recuperación de las estructuras cerebrales permite la eliminación de los síntomas de abstinencia y permite que desaparezca el ansia y el deseo irrefrenable de consumir alcohol. Y por otro lado, este tratamiento de desintoxicación del alcoholismo especializado, al recuperar las funciones cerebrales alteradas por el alcohol, provoca que se restauren procesos avanzados de cognición y afectividad, como la capacidad de atención, concentración, la capacidad para leer, la conciencia o la serenidad.

Tratamientos avanzados vs tradicionales

El tratamiento de desintoxicación del alcoholismo debe comenzar con un diagnóstico que comprenda tanto, la evaluación clínica de los factores biológicos, psicológicos y sociales que interactúan en la enfermedad de cada persona, como analíticas y pruebas médicas y test psicológicos. Posterior a esta etapa diagnóstica, se debe continuar con un tratamiento de forma hospitalaria.

...implica no sólo la eliminación de los síntomas de la abstinencia, sino también y de manera fundamental la recuperación de los daños cerebrales causados por el alcohol...
 
Aquí es importante señalar que la desintoxicación del alcoholismo se puede entender de diversas maneras. En los tratamientos contra el alcoholismo tradicionales, la desintoxicación solo se centra en el control de los síntomas más evidentes de la adicción, esto es, en el control de los síntomas del síndrome de abstinencia. Según esta concepción, tratar la adicción significa ante todo limpiar el organismo del alcohol.

Sin embargo, el tratamiento de desintoxicación del alcoholismo, tal y como se entiende en tratamientos más avanzados, implica no sólo la eliminación de los síntomas de la abstinencia, sino también y de manera fundamental la recuperación neuronal de los daños cerebrales causados por el alcohol, y de las funciones cognitivas y afectivas que han sufrido alteraciones. Desde esta segunda concepción, más que hablar de desintoxicación, se habla de neurorregulación, es decir, tratar la adicción al alcohol significa no solo limpiar y desintoxicar el organismo sino también reparar los daños cerebrales que esta adicción está causando en el tejido cerebral.
foto tratamientos avanzados
Esto no quiere decir que no sea importante tratar los síntomas de la abstinencia cuando se deja de consumir alcohol, ya que de hecho el síndrome de abstinencia es un reto y un obstáculo para la recuperación de la adicción. Este síndrome ocurre porque el organismo se ha acostumbrado a la presencia del alcohol (se ha vuelto dependiente) y el cerebro, por tanto, deja de producir las sustancias químicas naturales que el alcohol reemplaza. Es decir, el organismo depende del alcohol para funcionar “normalmente”, y por eso cuando se deja de beber después de un tiempo prolongado de consumo compulsivo, el organismo no cuenta ni con las sustancias químicas naturales que ha dejado de producir, ni con el sustituto químico que supone el alcohol, y por eso sufre alteraciones. Unas alteraciones que se experimentan como síntomas opuestos a los efectos del alcohol, con ansiedad y agitación, dolor de cabeza, vómitos, sudoración, temblores, y en muchos casos convulsiones e incluso, en grado extremo, delirium tremens. Síntomas que sólo desaparecen, si no hay tratamiento adecuado, cuando se vuelve a consumir alcohol. De hecho, el síndrome de abstinencia se convierte en el principal miedo para el adicto cuando se quiere someter a un tratamiento de desintoxicación del alcoholismo y quiere, por tanto, abandonar el consumo de bebidas alcohólicas. También el síndrome de abstinencia se convierte en el principal riesgo de recaída para el adicto, por la necesidad del paciente alcohólico de aliviar el malestar que produce dicha abstinencia.

Tratamientos del alcoholismo II

El alcoholismo, como enfermedad, no siempre recibe el tratamiento más eficaz ya que no existe un consenso respecto de cuestiones fundamentales. En primer lugar, no hay consenso de cuáles deberían ser los objetivos y/o las necesidades fundamentales que se deberían cubrir o solucionar a nivel de los pacientes alcohólicos y tampoco hay un consenso de cuáles dispositivos asistenciales serían los más adecuados para asegurar una asistencia válida y confiable.

Con este panorama científico y social, y con la estimulación y el incremento del consumo de bebidas alcohólicas a nivel social, es comprensible que aumenten los fracasos en el tratamiento del alcoholismo de las personas que sufran esta adicción y las consecuencias en la salud pública por las enfermedades relacionadas con el alcoholismo.

Pero la realidad es que la adicción, más allá de la decisión y la voluntad personal del adicto, es una enfermedad que escapa al control del alcohólico.
 
Así entonces, en muchos casos, la ausencia de tratamientos del alcoholismo eficaces para el consumo abusivo de bebidas alcohólicas se debe a concepciones erróneas sobre lo que es la adicción al alcohol o alcoholismo. Todavía para mucha gente (incluido profesionales sanitarios) el alcoholismo es una cuestión de decisión personal, es decir, el adicto lo sería porque quiere beber mucho alcohol, o es un asunto de falta de carácter, de tal forma que los alcohólicos no dejan de beber porque no tienen fuerza de voluntad. Detrás de estas concepciones está la creencia de que abandonar la dependencia del alcohol está enteramente en las manos (en la voluntad) de la persona adicta

Pero la realidad es que la adicción, más allá de la decisión y la voluntad personal del adicto, es una enfermedad que escapa al control del alcohólico. Porque con el consumo elevado, compulsivo y/ o prolongado de alcohol, el cerebro se adapta patológicamente y experimenta cambios bioquímicos que modifican los comportamientos, pensamientos y sentimientos del bebedor, y que producen entre otros efectos, un deseo compulsivo e incontrolable de beber alcohol. Esto implica que la persona que padece esta adicción, difícilmente puede controlar ese deseo compulsivo generado por los daños cerebrales producidos por el alcohol, así como también decrece su capacidad para autoevaluar los daños que el consumo le está provocando y para dirigir su conducta hacia el abandono de la bebida y la modificación de su estilo de vida adictógeno.
foto tratamientos de desintoxicación del alcoholismo

Por tanto, podemos afirmar, sin lugar a dudas, que el alcoholismo es una enfermedad, una adicción que afecta de manera significativa el funcionamiento cerebral. Es una enfermedad que puede recibir tratamiento de desintoxicación y de la que hay recuperación. Hoy en día, gracias a las investigaciones y las nuevas tecnologías, cada vez se sabe más acerca de cómo actúa el alcohol en el cerebro y los efectos que produce, lo que permite desarrollar tratamientos del alcoholismo y fármacos adecuados para que el adicto recupere el control de su vida. Es más, en la actualidad se puede visualizar mediante técnicas de medicina nuclear, como la Tomografía de Emisión de Positrones (PET), los daños que el alcohol provoca en el metabolismo celular cerebral, especificando qué áreas de tejido cerebral se encuentran afectadas por esta patología.

La dosis moderadas de alcohol en adolescentes también afectan al cerebro a largo plazo

Un poco de vino o similar entre los 12 y los 20 años deja una huella casi imborrable
Una investigación realizada por la Baylor University de Estados Unidos vuelve a poner en alerta sobre el peligro que el consumo del alcohol entraña para los adolescentes. En este caso, los resultados del estudio son muy preocupantes porque demuestran que el consumo de alcohol en dosis moderadas por parte de personas de entre 12 y 20 años implica efectos nocivos perdurables: daños en el cerebro y en el hígado, y también una tolerancia mayor al alcohol en la edad adulta. La razón principal: el cerebro del adolescente está aún en desarrollo, por lo que una dosis mínima puede dejar en él una huella casi imborrable.
Un estudio realizado por la Baylor University de Estados Unidos ha demostrado que el consumo de alcohol durante la adolescencia propicia una mayor tolerancia al alcohol en la edad adulta.
Por otro lado, los resultados de dicho estudio, basado en ratones y de varios años de duración, demostraron que el alcohol altera tanto el cerebro como las funciones del hígado de los jóvenes a largo plazo.
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Estos efectos del alcohol en adolescentes no son fruto de un consumo exagerado, advierten los expertos: el consumo de dosis moderadas de alcohol en edades comprendidas entre los 12 y los 20 años también ocasionan síntomas perjudiciales más adelante en la vida.
fsl_alkohol_2_DW_Po_406430g Según un comunicado de la Baylor University, los científicos, dirigidos por el profesor de psicología de dicha universidad, Doug Matthews, descubrieron que la ingesta de alcohol a una edad temprana, incluso en pequeñas dosis, ocasionaría alteraciones no sólo en el comportamiento de los adolescentes, sino también a un nivel más profundo.
Matthews declaró que “muchas personas miden su consumo de alcohol en función de los cambios que perciben en su propio comportamiento”.
Pero, al parecer, estos cambios del comportamiento serían lo de menos, porque se ha demostrado que lo esencial es que se generan cambios en las funciones del cerebro y del hígado, que a su vez producirán una perdurable y mayor tolerancia al alcohol.
Tal y como explican los investigadores en un artículo publicado por la revista especializada Alcohol, esta enorme influencia del alcohol en los jóvenes se debe a que la adolescencia es un periodo en el que se producen importantes transformaciones neurofisiológicas. 220308PsicologosConsumoAlcoholAdolescentes
Se sabe que los adolescentes, en este periodo y en comparación con los adultos, desarrollan una menor sensibilidad a los efectos del etanol, por lo que pueden perder las claves que ayudan a inhibir el consumo. Si la costumbre de beber sin control es adquirida en esta fase de la vida, se puede ver afectado incluso el proceso normal de desarrollo de los jóvenes, aseguran los científicos.
Estudio con ratas
Ésta sería una de las primeras investigaciones que relaciona las consecuencias de una tolerancia de larga duración al alcohol, con el inicio del consumo en edades tempranas.
Según Matthews, sus resultados no dejan lugar a dudas: “el cuerpo y el cerebro se están aún desarrollando durante la adolescencia…” y, por eso, “incluso una pequeña cantidad de alcohol puede tener efectos nocivos”.
Los investigadores diseñaron un experimento para evaluar los efectos de una exposición crónica e intermitente al etanol (CIEE) en dosis bajas y moderadas en ratas adolescentes.
visuel-cirrosis-hepatica-3d6.2 Durante 20 días, a las ratas del experimento se les inyectaron cada 48 horas dosis de alcohol, empezando el día siguiente de su nacimiento. Posteriormente, los animales vivieron en abstinencia del alcohol durante varios años, antes de que se les reintrodujeran nuevas dosis de etanol, en este caso elevadas.
Así, se constató que las dosis bajas empleadas durante la adolescencia de los animales habían aumentado sustancialmente su tolerancia al alcohol años después. Matthews señaló que “lo que se ha demostrado es que el cerebro y el hígado cambian…” -como consecuencia del consumo de alcohol en edades tempranas-.
Y aunque, afirma el científico, “aún no sabemos si estos cambios son totalmente permanentes, lo que queda claro es que esta tolerancia, en general, no es nada bueno”.
Facilidad de adicción
Esta investigación se viene a sumar a otras anteriores que han advertidoalcohol y adolescencia1 del riesgo de consumo del alcohol en edades en que el organismo aún se está formando.
En concreto, investigaciones anteriores señalan que el alcohol puede provocar más daños al cerebro en desarrollo de los adolescentes de lo que se solía creer, lesiones significativamente mayores que las que pueda sufrir el cerebro de los adultos por el mismo consumo de alcohol.
Para aumentar los peligros, el cerebro de los adolescentes es más proclive a las adicciones porque las regiones cerebrales que gobiernan los impulsos no están totalmente formadas a estas edades, tal y como demostraron científicos de la Universidad de Yale a raíz de una investigación de 2003.
Por todo ello, y por las evidencias cotidianas, no extrañan los datos del estudio “Los jóvenes ante el alcohol” , realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de España en 2007. En él se señala que el 93,7% de los españoles cree que el consumo de alcohol entre los menores es un problema en nuestro país.
Por: Yaiza Martínez
El alcohol es la droga más consumida en el mundo entero y su uso genera graves y costosos problemas tanto de salud como sociales
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Alcohol, jóvenes y genes

Por Enrique Coperías

Una parte importante de nuestros jóvenes ahoga sus ratos de ocio bebiendo y abusando del alcohol. Los parques, los jardines, las plazas, los aledaños de las discotecas y las zonas portuarias son puntos de reunión donde los adolescentes ingieren bebidas alcohólicas por litros, hasta incluso perder el sentido y entrar en coma etílico. Las urgencias de los hospitales son testigos directos de este drama. Es beber por beber. Lo que antes era en cierto modo un rito ahora se presenta como una moda sin sentido que, incomprensiblemente, se realiza sin ningún tipo de pudor ante los ojos de quienes deberían tomar cartas en el asunto.
 
El último informe presentado por el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD), basado en 20.000 entrevistas, acerca de hábitos de consumo alcohólico por los españoles arroja unos resultados inquietantes. En 1997, las chicas que consumían alcohol representaban el 37,7 por ciento; hoy, suponen el 51 por ciento. Es decir, en sólo tres años el número de mujeres que ingiere cualquier tipo de bebida alcohólica ha subido 13 puntos y ha dejado las cifras entre chicos y chicas casi a la par: 54,9 por ciento y 50,9 por ciento, respectivamente. Este porcentaje agrupa a los jóvenes que han ingerido alcohol en el último mes, no a los que abusan del mismo.

Para los expertos en adicción, una persona abusa de la bebida cuando bebe más de ocho cervezas, vinos o similares al día, cantidades que se incrementan a medida que avanzan los días de la semana. Este régimen alcohólico lo sigue el 7,7 por ciento de la población adulta española, es decir, unos 1,3 millones de personas. Sin embargo, es en la población juvenil donde el alcoholímetro hace sonrojar a los responsables sanitarios: el 12 por ciento de los adolescentes de entre 15 y 19 años y el 16 por 100 de los jóvenes de 20 a 24 beben sin medida.

Casi todos los jóvenes bebedores se entregan a la botella durante el fin de semana. Son bebedores sociales que corren el grave peligro de transformarse en bebedores convulsivos. Constituyen el caldo de cultivo de futuros alcohólicos. Ante esta situación, las autoridades sanitarias deberían tomar medidas para minimizar en lo posible este consumo. Por una parte, evitando que el alcohol se ingiera impunemente en cualquier esquina y persiguiendo a quienes expenden bebidas de este tipo a menores; así como a los establecimientos que, incumpliendo la hora de cierre o la licencia de actividad, las venden hasta altas horas de la madrugada: litro de refresco, botella de alcohol, vasos e incluso hielos, como sucede en algunas capitales, como Sevilla. Por otra parte, concienciando a la población juvenil de las terribles consecuencias que la ingesta de alcohol puede acarrear para su salud física y mental. Hay un tercer elemento que no puede pasarse por alto: la educación en el entorno familiar.

No cabe duda de que el alcoholismo constituye una de las lacras del siglo XX que se extiende descaradamente por el que acabamos de estrenar. El abuso de las bebidas con graduación está directamente relacionado con el desarrollo de patologías que pueden ir desde la cirrosis alcohólica, que destroza el hígado de manera irreversible, hasta el coma etílico e incluso la muerte. Los hepatólogos reconocen que dosis mínimas de alcohol son capaces de dañar los hepatocitos, es decir, las células del hígado. Además, el etílico es un magnífico depresor del sistema nervioso central, con efectos perniciosos para la memoria, la capacidad de concentración e introspección. En cada borrachera, millones de neuronas mueren víctimas de los vapores etílicos. Esto explica los punzantes dolores de cabeza que acompañan a lo que vulgarmente se conoce como resaca.

El problema es algo más preocupante en el caso de las mujeres que, según apuntan varios estudios recientes, son más sensibles a los efectos nocivos del alcohol. Esto es así al menos desde el punto de vista neurológico. Las modernas técnicas de imagen, como la resonancia magnética (MRI) y la resonancia magnética funcional (fMRI) ayudan a los expertos a observar qué ocurre en el cerebro cuando bebemos. Esto es lo que está haciendo la profesora Susan F. Tapert y sus colegas del VA San Diego Healthcare System, de la Universidad de California en San Diego (EEUU). Tapert está estudiado las funciones cerebrales de las mujeres alcohólicas de entre 18 y 25 años de edad y los resultados obtenidos hasta ahora han aparecido publicados en la revista Alcoholism: Clinical & Experimental Research. "Estudios previos habían mostrado que las mujeres alcohólicas obtenían peores resultados en las pruebas de memoria que los hombres con el mismo problema, aun cuando el grado de alcoholismo era mayor en estos últimos", dice Tapert. Con la ayuda de la fMRI, los científicos de San Diego se han asomado al interior del cerebro de un grupo de jóvenes alcohólicas mientras realizaban unos tests memorísticos. Lo primero con lo que se encontraron era que las mujeres no presentaban un patrón neurológico normal cuando eran invitadas a realizar unos ejercicios visuales de memoria. "En comparación con los abstemios, las jóvenes alcohólicas parecían como si sus sistemas corticales trabajaran de manera menos vigorosa. En algunos casos, los sistemas cerebrales activados por estas jóvenes eran diferentes a los que se activan en mujeres sin problemas con la bebida". Tapert ha encontrado serias anomalías sobre todo en el cerebro derecho, así como en los lóbulos frontal y parietal.

Por otro lado, y de forma indirecta, el consumo excesivo de alcohol constituye un factor de riesgo que incrementa la violencia doméstica, los accidentes de tráfico y todas aquellas situaciones derivadas de la ausencia de control del bebedor. Sin ir más lejos, en muchas de las muertes que ocurren en nuestras carreteras está presente la bebida: el 38 por 100 de las autopsias realizadas a conductores que fallecieron en accidentes revela restos de alcohol en la sangre, según un estudio realizado por el Plan Nacional de Drogas. Este porcentaje se eleva al 50 por 100 en menores de 29 años. Lesiones y alcohol van casi siempre acompañadas de la mano. Los epidemiólogos estadounidenses estiman que el consumo de alcohol es un factor asociado al 60-70 por ciento de los homicidios, el 40 por 100 de los suicidios, la mitad de los accidentes de tráfico, el 60 por 100 de las quemaduras severas y el 40 por 100 de las caídas graves.

Así pues, el consumo de alcohol constituye un serio problema de salud pública, que ocasiona un elevado coste social-sanitario a la comunidad con graves repercusiones a corto, medio y largo plazo para la propia salud del individuo. Las causas del alcoholismo son múltiples, aunque se reparten, no se sabe si a partes iguales, entre factores ambientales y genéticos. La adicción al alcohol tiene un marcado componente hereditario. Desde hace décadas, los científicos saben que los problemas con la bebida son más frecuentes en ciertas familias. Sin embargo, la determinación de los elementos genéticos que hacen que una persona caiga o no en las redes del alcohol resulta una tarea difícil. Contrariamente a lo que venía diciendo, no hay un gen responsable del alcoholismo, sino varios. Ciertos genes interactúan con otros para aumentar o reducir el riesgo de alcoholismo. Además, todos estos genes, cuyo número se desconoce, charlan constantemente con los factores ambientales. En otras palabras, los genes pueden predisponer a sufrir de alcoholismo, pero nunca determinan que esto suceda.

El entorno en el que nace y crece el individuo juegan un papel trascendental. Mientras que los condicionantes ambientales son bien conocidos, los genéticos permanecen en la oscuridad. Hasta la fecha, los genetistas han dado caza a una treintena de genes relacionados con la adicción al alcohol y a otras drogas. Se había insinuado que el organismo produce un compuesto opiáceo activo que podría favorecer la adicción al alcohol. Un nuevo estudio realizado en la Universidad de Bonn, en Alemania, sugiere que un gen es parcialmente responsable de la cantidad de sustancias neurotransmisoras que se produce en el cerebro. En concreto, la clave paree estar en un enzima.

Las semejanzas entre el alcoholismo y la adicción a la morfina hicieron pensar a algunos neurólogos que el cerebro segregaba un compuesto opiáceo tras la ingesta de alcohol. Una sustancia candidata es el salsolinol (SAL), que se forma a partir de la dopamina —un neurotransmisor cerebral— y el cetaldehído —un metabolito del alcohol—. Los experimentos realizados en roedores sustentan esta hipótesis: los animales a los que se les suministra sobredosis de SAL tienden a consumir más alcohol. El doctor Frank Musshoff, del Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Bonn tiene fundadas sospechas de que la reacción que permite la síntesis del salsolinol está mediada por un enzima. Si esto es así, las personas que pierden el gen que dirige la síntesis del catalizador producirían menos cantidad de SAL y, por consiguiente, se mostrarían menos susceptibles de abusar del alcohol.

En palabras del doctor Musshoff, la dopamina es la responsable de las emociones positivas, como la euforia y la alegría. El SAL tiene un efecto similar. Pues bien, el investigador alemán ha descubierto que este compuesto se forma en todas las regiones cerebrales que a fecha de hoy se relacionan con los procesos de adicción. Tras el consumo de alcohol, los niveles de salsolinol se disparan, así como el humor de los consumidores.

Poco a poco, los científicos empiezan a esclarecer cómo nuestro cerebro se vuelve adicto a la bebida y qué papel juegan los genes en todo el proceso. En algunas personas, su información genética les hace más sensibles a la tentación. Otras, por el contrario, llevan los genes necesarios para beber con moderación y sin peligro, al menos para el cerebro. A fecha de hoy, no existe un tests genético que discrimine esta condición. Por ello, la mejor medida para no caer en las redes del alcohol está en evitarlo o beberlo con moderación y de forma responsable. El consumo moderado de alcohol es beneficioso para la salud, según puede leerse en un número cada vez mayor de estudios. Éstos indican que el alcohol tiene un efecto cardioprotector. Además son muchos los autores que investigan los posibles efectos a otros niveles: cáncer de endometrio, diuresis, fertilidad, peso corporal...

Jóvenes y adolescentes en el alcoholismo

Frecuentemente escuchamos a algunos padres que piensan que otros jóvenes pueden caer en el alcoholismo, pero nunca se han puesto a pensar que sus hijos también pueden caer en el vicio del alcohol.
 
Muchos se resisten aceptar esta triste realidad, una cosa si es cierta, ya sea su hijo o hija es un vicio común tanto en los jóvenes como adolescentes, claro está, no deja de ser una droga sumamente peligrosa.
 
Por ejemplo, los jóvenes y adolescentes que toman están más expuestos a tener un accidente de carro, tener una pelea, tener sexo sin protección y experimentar problemas en la escuela.
 
En ocasiones son sus propios amigos quienes los incitan a tomar este vicio. Es ahí donde ejerce una influencia la presencia y preocupación de los padres de familias, por lo que más pronto se hable del tema con ellos mucho mejor serán los resultados.
 
No es fácil para los padres abordar esta conversación con sus hijos, y piensan. ¿Qué debo decir?, ¿Cómo iniciar la conversación? Estas son una de las tantas preguntas que se hacen los padres cuando se encuentran frente a este tipo de situación, por ello hemos seleccionado alguna sugerencias al respecto, para que les resulte más fácil comenzar sta conversación.

Sugerencias para establecer un diálogo con sus hijos
 
Ante todo es muy importante conversar con ellos para conocer que piensan del alcohol y que conocen sobre el tema.
 
Darles su punto de vista, ya que si los padres permanecen callados sus hijos piensan que ustedes aceptan este tipo de vicio.
 
Enfatizar en los riesgos que se corre al verse rodeados de “amigos” que sólo los incitan a tomar para “disfrutar” de su compañía.
 
Es importante escuchar a sus hijos, preguntarles si saben cuales son los efectos que el alcohol trae a sus vidas, si no les responden ustedes como padres están en el deber de darle las explicaciones que sean necesarias para tratar de convencerlos de lo tan grave que es tener este vicio.
 
Hacerles saber que tanto la cerveza, como el vino y todas las bebidas preparadas, pueden llevarlos a la adición.
 
No deben caer en el error de algunos padres que piensan que animándolos a tomar sus hijos van a tener más acercamiento con ellos, con el objetivo de que no los vean como el papa autoritario, sino como el amigo, ¡eso no es bueno!
 
Sus hijos deben acercarse a ustedes sin tener que permitirle las cosas que los pueden dañar en el futuro de sus vidas, lo que más lo une a ellos es una buena guía y el amor que sean capaces de trasmitirles, dialogar, escucharlos y ayudarlos a tomar las mejores decisiones que los lleven a vivir una mejor vida 

Los padres que son capaces de educar a sus hijos respecto a este tema, probablemente  los aman tanto como los que lo toman sin mucho cuidado, pero no están conscientes que el alcoholismo en adolescentes se desarrolla más rápido que en los adultos, inclusive pueden caer en el vicio con menor cantidad de alcohol que los adultos.

Para que un adulto se convierta en alcohólico, puede tomar 10 anos, en cambio un adolescente, puede convertirse en alcohólico en solo10 meses, esto es debido a sus niveles hormonales, su metabolismo
y estatura. 

Los padres de familia deben estar muy atentos a sus hijos dialogar, y compartir con ellos con el fin de evitar que puedan caer en este tipo de vicio del cual tal vez nunca puedan salir.

Los adolescentes, sus decisiones, el alcohol y la ciencia.

La Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) recomienda que los padres, maestros y cuidadores deben participar en las escuelas para alentar a los adolescentes a evitar el consumo de alcohol.

“Los padres necesitan cada herramienta que puede encontrar para convencer a sus hijos adolescentes, a no beber alcohol, especialmente durante la temporada de fiestas“, dice Shirley Malcolm, jefe de la Educación y la Dirección de Recursos Humanos en la AAAS.


“La ciencia es una herramienta de este tipo y está proporcionando nuevas perspectivas sobre los efectos del alcohol en cuanto a la maduración del cerebro”.

Los científicos establecen que los cerebros esta en desarrollo antes de terminar la adolescencia, pero sin embargo, de acuerdo a la ciencia y dentro del “Proyecto Alcohol”, un esfuerzo hacia la educación de la AAAS, es financiado por el Instituto Nacional sobre Abuso de Alcohol y Alcoholismo (NIAAA), nuevas investigaciones del cerebro muestran que importantes regiones del cerebro y sus interconexiones están todavía en desarrollo y en una persona de veinte años.

El cerebro está compuesto de más de 100 mil millones de neuronas, cada una tiene decenas de miles de conexiones y el alcohol puede dañar o incluso matar a las neuronas, esto puede alterar el desarrollo de las partes del cerebro que los adolescentes aún están formando.

Las investigaciones sugieren que el alcohol puede causar a los adolescentes los siguientes inconvenientes:
Tomar malas decisiones: la corteza pre-frontal, que participa en la planificación y la toma de decisiones, no esta completamente madura hasta después de la adolescencia.

El uso de alcohol puede dañar a un adolescente la capacidad de razonar y sopesar las opciones, en lugar de hacer algo sólo porque es divertido o lo hace sentir bien.

Peligros asociados al consumo de bebidas alcohólicas de los adolescentes

Los adolescentes no solamente beben alcohol, sino que lo consumen en exceso.

  • Más del 8 por ciento de los estudiantes de octavo grado, el 16 por ciento de los sophomores y el 24 por ciento de los seniors reportan haber practicado binge drinking recientemente.
  • Las estadísticas señalan que la mayoría de los adolescentes que consumen bebidas alcohólicas se emborrachó durante el mes previo, en esta categoría se señala el 50 por ciento de los sophomores que beben y el 64 por ciento de los seniors que beben.

El consumo de bebidas alcohólicas por los menores de 21 años está relacionado a daños y a comportamientos riesgosos.

Según el Inspector General de Sanidad de Estados Unidos, cada año mueren aproximadamente 5,000 niños y jóvenes menores de 21 años como resultado del consumo de alcohol por debajo de la edad legal permitida – a causa de accidentes vehiculares, homicidios y suicidios.  Los adolescentes que beben alcohol también están en riesgo de sufrir una larga lista de lesiones y posible alcoholismo de por vida. 

Desarrollo cerebral y riesgo posterior relacionado al abuso del consumo de alcohol

  • Las investigaciones sobre este tema indican que el cerebro humano continúa desarrollándose hasta aproximadamente los primeros años de la veintena y que un cerebro en desarrollo expuesto al consumo de alcohol puede sufrir efectos perdurables sobre las capacidades intelectuales y que pueden incrementarse las probabilidades de la adicción al alcohol.
  • La edad de inicio del consumo de bebidas alcohólicas afecta los problemas de alcoholismo que aparecen posteriormente en la edad adulta. Por cada año que se demora el inicio del consumo de bebidas alcohólicas, se reduce en un 14 por ciento el riesgo de sufrir una dependencia al alcohol posteriormente.

Conducir y beber alcohol

  • La mayor causa de muerte de las personas de entre 15 y 20 años de edad se debe a los accidentes de auto. Aproximadamente 1,900 personas menores de 21 años mueren cada año como consecuencia de accidentes de auto que involucran el consumo de alcohol de menores.
  • Las personas jóvenes son más susceptibles a un efecto negativo sobre las habilidades para conducir. Los conductores de entre 16 y 20 años que consumen bebidas alcohólicas presentan el doble de probabilidades de estar involucrados en un accidente fatal de auto que aquellos conductores mayores de 21 años que consumen alcohol.

Suicidio

  • El consumo de alcohol interactúa con condiciones tales como la depresión y el estrés y contribuye a aproximadamente 300 casos de suicidios de adolescentes por año.
  • Estudiantes de secundaria que consumen alcohol tienen doble probabilidad de haber considerado seriamente un intento de suicidio, en comparación con los jóvenes de la misma edad que no beben alcohol. Estudiantes de secundaria que practican binge drinking tienen 4 veces la probabilidad de haber realizado intentos de suicidio, en comparación con los jóvenes de la misma edad que no beben alcohol.

Comportamiento sexual

  • Los estudios indican que los adolescentes que consumen bebidas alcohólicas presentan el doble de probabilidades de mantener relaciones sexuales dentro de los tres meses previos comparados con aquellos adolescentes que no beben alcohol.
  • Los niveles más altos de consumo de bebidas alcohólicas aumentan las probabilidades de ejercer actividad sexual.
  • Los adolescentes que consumen bebidas alcohólicas presentan más probabilidades de involucrarse en actividades sexuales riesgosas, como por ejemplo mantener relaciones sexuales con desconocidos o sin usar métodos anticonceptivos.

Otros riesgos

  • Los adolescentes que consumen bebidas alcohólicas presentan mayores probabilidades de fumar marihuana, consumir productos inhalantes o portar armas.
  • El consumo de alcohol a nivel binge drinking aumenta considerablemente las probabilidades de incurrir en estas actividades.

Resultados académicos/escolares

  • Un estudio del gobierno publicado en el año 2007 demuestra que existe una relación entre la práctica de binge drinking y las notas obtenidas en la escuela. Aproximadamente dos tercios de los estudiantes que mayormente obtienen notas “A” no toman alcohol, mientras que casi la mitad de los estudiantes cuyas notas son en su gran mayoría “D y F” reportan practicar binge drinking.

Alcoholismo Juvenil

Alcoholismo Juvenil. El 60% de los jóvenes de entre 12 y 18 años consume bebidas alcohólicas


Más de 1.200 alumnos con edades comprendidas entre los 12 y 18 años de edad de cuatro centros de Enseñanza Secundaria de Marbella, participarán en el programa educativo que llevará a cabo la Fundación Alcohol y Sociedad con el objetivo de informarles sobre los efectos del consumo indebido de alcohol. Según los datos que maneja la citada Fundación, el 60% de los jóvenes de entre 12 y 18 años consume alcohol.


En Marbella, la mencionada Fundación, sin ánimo de lucro, pondrá en marcha su programa entre más de un millar de alumnos aunque hasta el próximo mes de febrero mantendrá abierto el plazo de inscripción para los centros por lo se espera que próximamente pueda incrementarse el número de beneficiarios.

En cuanto al contenido de la campaña que desarrolla la Fundación sin ánimo de lucro, dispone de tres programas gratuitos: Adolescencia y Alcohol, Las caras del Alcohol y la Escuela de Padres.

Los jóvenes participarán en dos charlas téorico-prácticas y los profesores realizarán un curso vía InternetEl primero está dirigido a los alumnos, que reciben dos charlas teórico-prácticas por parte de un especialista en la materia; en el segundo, un monitor informa al profesorado que posteriormente realizada un curso vía Internet y la última propuesta educativa esta ideada para los padres con objeto de informarles y ofrecerles herramientas adecuadas de educación, según explicó la responsable del mismo, Nuria Salvador.

Asimismo, explicó que el desarrollo de tales iniciativas persigue un triple objetivo: "Retrasar la edad de inicio en el consumo, reducir el número de adolescentes que consumen y disminuir la cantidad si ya han empezado a beber".

El propio concejal de Juventud y Deportes de Marbella, Ángel Mora, valoró positivamente la labor de la Fundación, resaltando la necesidad de que se lleven a cabo este tipo de iniciativas "para concienciar a los jóvenes sobre los riesgos que conlleva el consumo de alcohol en edades tempranas". Así como promover que se "decanten por un consumo moderado si deciden beber" una vez alcancen la mayoría de edad.

Desde 2001 la Fundación Alcohol y Sociedad viene impartiendo su oferta educativa en Andalucía en la que formado a un total de 500.000 escolares pertenecientes a 1.100 centros educativos.

Modalidades de conducta ante el alcohol en adolescentes

Resumen

Se realizó un estudio uniforme, descriptivo y transversal en 3 poblaciones independientes de adolescentes de procedencia urbana, suburbana y rural, con el objetivo de identificar su comportamiento ante el consumo de alcohol. Las categorías de bebedores se determinaron acordes con la clasificación de González y Goicolea, relacionándolas con variables psicosociales específicas. Las prevalencias se agruparon entre sí mediante la prueba de bondad del ajuste (todos contra todos, 2 a 2), empleando Chi cuadrado. Las tablas de contingencias de cada grupo se analizaron de forma independiente y se compararon entre sí las pruebas de hipótesis de las diferencias contra tipos de bebedores. Se emplearon los tests de Kolmogorov-Smirnov y pruebas de exactitud de Fisher, fijándose una P < 0,05 para todas las pruebas de hipótesis. Se observaron diferencias significativas en la conducta ante el alcohol entre los adolescentes del área suburbana y las restantes zonas. Las probabilidades de pertenecer a las categorías de bebedores de riesgo y patológicos en las áreas suburbanas y rural, resultaron similares en uno y otro sexo. Descriptores: ALCOHOLISMO/prevención/control;CONSUMO DE BEBIDAS ALCOHÓLICAS; CONDUCTA DEL ADOLESCENTE

Introducción

La adolescencia es una etapa de la vida durante la cual el niño forja su individualidad, crea un sistema de valores adultos y empieza a independizarse de sus padres. 1 El uso de drogas constituye un obstáculo serio al desarrollo intelectual y social de los jóvenes, que impide su evolución natural hacia la edad adulta, madura, al prolongar la dependencia y la inmadurez. Para los adolescentes, entre quienes la droga más popular es el alcohol, éste constituye sin duda una droga peligrosa con consecuencias que pueden poner en peligro la vida.
Muchas veces las primeras experiencias con el alcohol ocurren dentro de la familia,2 la cual influye en el proceso de socialización durante el principio y mediado de la infancia, mientras que la influencia de los compañeros es más importante durante la adolescencia.
El nivel socioeconómico y los medios masivos de comunicación también desempeñan un papel importante en el proceso de socialización del adolescente y, por tanto, influyen en las actitudes y creencias acerca del uso del alcohol.
La imagen tradicional del alcohólico como vagabundo desamparado de mediana edad que duerme en los portales o que empina una botella de vino, no es aplicable al adicto adolescente, ya que éste ha bebido durante mucho menos tiempo que el alcohólico adulto y por esto raramente presentará los signos físicos positivos del uso del alcohol. 3
La gravedad del alcoholismo toma un carisma bochornoso cuando lo vemos como vicio que se encuentra cada vez más entre los adolescentes y aun en algunos casos que comienza en la niñez. 4
La provincia de Santiago de Cuba, según datos aportados por el Comité Estatal de Estadística, ha experimentado un incremento de consumo per cápita de alcohol en la población mayor de 14 años, desde 1980 hasta 1995. 5 En este estudio de pilotaje realizado en 1996 se evidenció que 43 % de la población encuestada eran bebedores problemas y 3 % sugestivos de alcoholismo, 82,6 % de los cuales presentaban estas alteraciones desde antes de los 20 años. 6
Al valorar las líneas nacionales de investigación de nuestro Sistema Nacional de Salud, decidimos estudiar algunos aspectos relativos al hábito de consumo de alcohol en su medio natural de convivencia en una etapa tan importante de la vida como es la adolescencia, considerando que esto nos permitirá la realización de un diagnóstico de salud más adecuado y así desarrollar intervenciones posteriores en este grupo poblacional, con la finalidad de prevenir el desarrollo ulterior de esta toxicomanía en la adultez.

Método

Se realizó un estudio uniforme, descriptivo y transversal en tres poblaciones independientes de adolescentes de procedencia urbana, suburbana y rural, con el objetivo de identificar su comportamiento relativo al consumo de alcohol. Las categorías de bebedores se determinaron acordes con la Clasificación de González y Goicolea, relacionándolas con variables psicosociales específicas. Las prevalencias se agrupan entre sí mediante bondad del ajuste -todos vs todos, 2 a 2- empleando Chi cuadrado. Las variaciones de las tablas de contingencia de cada grupo se analizan de forma independiente y se comparan entre sí las pruebas de hipótesis de las diferentes variables contra categorías de bebedores. Se emplearon los tests de Kolmogorov-Smirnov y prueba de exactitud de Fisher, fijándose una Pa= 0,05 para todas las pruebas de hipótesis.
Los porcentajes en el caso de los conflictos se calcularon respecto al total de cada categoría de bebedor por área estudiada.

Resultados

Aprecie en la figura 1 que 10 % de los adolescentes del área suburbana se clasificaron como bebedores problema y 30 % como bebedores de riesgo, lo cual pone de manifiesto diferencias estadísticamente significativas en el comportamiento ante el alcohol entre los adolescentes de esta área y las restantes estudiadas; estas últimas mostraron cifras estadísticamente similares entre sí.                  Figura  1.
Figura 1
Resultó estadísticamente significativa la mayor probabilidad de bebedores de riesgo entre los varones del área urbana, así como de bebedores problema de este sexo de las áreas urbana y suburbana (figura 2). En las áreas suburbana y rural, el riesgo para el comportamiento transicional hacia lo patológico es estadísticamente similar en uno y otro sexo.
                      Figura  2.
Gráfico 2
Observe en la  figura 3 que la probabilidad de tener un comportamiento normal ante el alcohol, una conducta transicional hacia la enfermedad o una actitud francamente anormal, no estuvo estadísticamente relacionada con la edad de inicio de la ingestión de bebidas alcohólicas.
                     Figura  3.
Gráfico 3
Se evidencia una marcada incidencia de conflictos familiares generados por la ingestión de bebidas alcohólicas en los adolescentes de las diferentes áreas poblacionales (tabla 1). Los conflictos docentes alcanzan singular relevancia en el área suburbana.
Tabla 1. Comportamiento porcentual de conflictos
 
Categoría de bebedores
Familiares
Area 
De pareja
Area
Docentes
Area
Legales
Area
1
2
3
1
2
3
1
2
3
1
2
3
Social
  8,6
   38,9
10,5   4,6   -   5,2   - 13,9   -   -   2,8 -
De riesgo 100     83,3 25 81,8 22,2 25 72,7 72,2   -   - 11,1 -
Problema 100 100    - 80 100   - 40 33,3   -   40 50 -
Total   16,2     58,3 13 10,9 16,6   5,4 5,2 33,3   - 1,1 10 -
 Probabilidad             P<0,01       P<0,05              P<0,01   P<0,01       P<0,01 P<0,01    P<0,01 (bondad del ajuste)
Leyenda: 1 (área urbana) 2 (área suburbana) 3 (área rural)
Nota: Porcentaje respecto al total por tipo de bebedores por área poblacional.
En la figura 4 se advierte que la mayoría de los adolescentes consideró necesaria la realización de las actividades recreativas en presencia de bebidas alcohólicas en todas las áreas de población estudiadas, con predominio en las categorías de riesgo y problema.
                     Figura 4
Gráfico 4

Discusión

En el Manual de Diagnóstico y Estadísticas de los Trastornos Mentales (DSM-IV) se plantea que la dependencia del alcohol es más frecuente en varones que en hembras en una proporción de 5:1; 7 sin embargo, la proporción de alcohólicos se ha estado igualando en los últimos años en ambos sexos, e investigaciones recientes revelan una proporción de 2:1,8 y consideran que existe un riesgo similar para la adicción a drogas, una vez puestos en contacto con ellas. 9 Las estadísticas nacionales y de otros países señalan que la mayoría de los adolescentes ingieren los primeros tragos de alcohol antes de los 15 años, 10, 11 y se ha demostrado la efectividad de programas preventivos en escuelas de adolescentes, 12, 13 Nuestros resultados en este aspecto son variables en las diferentes áreas, no obstante se evidencia que el comportamiento ante el tóxico, definido por la categoría de bebedor, no depende de la edad de inicio de la ingestión de bebidas alcohólicas.
Las alteraciones de conducta que genera la ingestión de bebidas alcohólicas, ocasionan quejas entre los familiares, problemas conyugales y de otros tipos, que obligan a intervenir a personas ajenas a la familia.14-16 En los bebedores de riesgo y problema de nuestra investigación, predominaron los conflictos en modalidades similares.
Los resultados de nuestra investigación muestran que, al parecer, los grandes consumidores de alcohol han modificado su estilo de vida lo suficiente como para no aceptar ningún tipo de recreación sin ingerir bebidas alcohólicas. Resultados similares fueron obtenidos en estudios realizados en estudiantes preuniversitarios 17 y entre los alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo.18

Abstract

A transversal, descriptive study was conducted in 3 independent teenager populations with urban, suburban and rural procedence with the goal of identifying their behaviour towards alcohol consumption. According to González and Goicolea's classification model, the cathegories of drinkers were determined, matching them with specific psychosocial variables. The prevalences were brought together using the goodness of fit test (all versus all, 2 to 2) employing chi square test. Contingencies tables from each group were analyzed independently and difference hypothesis tests were compared according to the types of drinkers. Kolmogorov-Smirnov tests and Fisher's exactness tests were used, with a fixed P < 0,05 for all hypothesis tests. Considerable differences in behaviour towards alcoholism among teenagers from suburban and other areas were observed. The chances to belong to the cathegories of drinkers at risk pathologic drinkers in the suburban and rural areas, resulted to be similar in both sexes. Subjetc headings: ALCOHOLISM/prevention/control; ALCOHOLIC BEVERAGES CONSUMPTION; TEENAGERS BEHAVIOUR.

Referencias

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Dra. Adela Sánchez Massó. Santa Rosa #408 entre San Félix y San Pedro. Santiago de Cuba.